Por GBMHomebroker
El interés compuesto es la octava maravilla del mundo. Aquel que lo comprende lo gana… aquel que no, lo paga.
Te compartimos los consejos de Albert Einstein que puedes aplicar directamente a tu vida financiera.
Si bien la mayor parte de sus aportaciones se relacionan con el campo de la física y entre sus reconocimientos destaca un Premio Nobel en dicha disciplina, todos podemos estar de acuerdo que la mente de Einstein era privilegiada, no importa nuestro campo.
Una característica con la que se puede asociar al gremio científico es la curiosidad e inquietud intelectual; son capaces de asombrarse con fenómenos cotidianos y buscar (y encontrar) explicaciones a fondo. Por eso siempre impacta que la persona que fue capaz de reformular el concepto de gravedad y de postular la Teoría de la Relatividad, haya visto con asombro un tema tan cotidiano como el interés compuesto.
Podemos aplicar su sabiduría en tres consejos para tener en cuenta, y aprovechar las virtudes de esta octava maravilla y traducirla en un mayor patrimonio.
1. Time is money
El mejor momento para comenzar a formar un patrimonio es ahora, cuanto antes mejor. Tan sólo falta ver los resultados que han dado históricamente los mercados de capitales para entender que, a pesar de tener episodios (incluso prolongados) de ajuste, el desempeño a lo largo del tiempo se refleja en mayores ganancias.
En los últimos veinte años el S&P 500, Dow Jones y el IPC han aumentado su valor a una Tasa Anual de Crecimiento Compuesto (TACC) de 10.92, 10.99 y 13.93 por ciento, respectivamente, medido en pesos. ¿Qué significa esto? Si dichos índices mantuvieran este ritmo de avance en los próximos veinte años, veríamos el valor de nuestra inversión crecer aproximadamente ocho veces en el S&P y Dow, y casi catorce veces en el IPC.
Puesto de esta manera, unos cuantos puntos porcentuales hacen la diferencia y, es más, un horizonte de tiempo más amplio los exponencializa. Podemos ilustrar un ejemplo: si buscaras tener $1,000,000 cuando cumpliera 60 años, asumiendo que los rendimientos se mantuvieran constantes en el tiempo y se invirtiera en una estrategia que replique estos instrumentos, hubieras tenido que invertir $12,894 a los 18 años en el S&P 500 y dejar que el interés compuesto hiciera sus maravillas. En cambio, si decidieras empezar a los 40 años, el monto debería ser de alrededor de $125,944.
2. Constancia
Hay que destacar que el ahorro y la formación de un patrimonio es un hábito que fomenta diversas virtudes: autocontrol, orden, previsión, entre otras. Si bien el tiempo dota a nuestra estrategia de la magia del interés compuesto, las aportaciones constantes son una especie de esteroides que potencializan dicha inversión.
3. Eficiencia
Por último, otro consejo sería que dicha estrategia se llevara a cabo en instrumentos eficientes, a través de instituciones serias y reguladas. Recuerda que la seguridad es una cualidad que vale más de lo que cuesta. Acumular efectivo debajo de un colchón, por decir algo, quitaría el componente del interés compuesto. En un caso así, alguien que a los 26 años comenzó con la estrategia de ahorrar $3,265 de forma anual, al llegar a los 60 tendría tan sólo los $111,010 aportados, asumiendo que el dinero no haya sido gastado o traspapelado.