De puentes y obtusos panistas

CDMX

Autor: Salvador Camarena

Hay un senador del Partido Acción Nacional, cuyo nombre no vale la pena aprenderse, que publicó en redes que como el presidente López Obrador y los gobernadores panistas tuvieron un desencuentro por el Insabi, el mandatario procedió a anunciar, como una maniobra distractora de la opinión pública, que se cancelarán los puentes. Qué poco leen los de la oposición al tabasqueño, caray.

El presidente Andrés Manuel López Obrador es entre todos nosotros el mejor heredero de ese catecismo nacional que aprendimos en los libros de carátula con la mujer que representaba a la patria y volúmenes subsecuentes.

Por eso, el pasado 20 de noviembre organizó un desfile que poco faltó para que tuviera locomotoras, en plural, partiendo la plancha de nuestro tan imponente como hórrido zócalo.

Nos salvamos de las locomotoras pero no de los caballos, que pusieron de cabeza a distintas compañías de trenes, encargadas de lidiar con una logística que poco se ve en estos días, cuando los caballos caros viajan en avión y los no caros, pues no viajan, o viajan pocos, poco y por carretera.

Pero Andrés Manuel tenía el pecho henchido ante la emoción de que era su primer 20 de noviembre; así que como el rey de chocolate, mandó traer no pasteles, sino decenas y decenas de cuacos del criadero de la Sedena en Chihuahua.

Lo demás es historia. Desde el palco de honor de Palacio Nacional, AMLO atestiguó la recreación de una historia patria prototípica de esas estampitas que como escolapios adquirimos en las miles de papelerías que rodean a las primarias de México.

Y justo en esas fechas, el Presidente comunicó a su equipo que era la última vez que celebraban el 20 de noviembre en un día que no era feriado, que en adelante los días patrios serían conmemorados cuando marcaba el calendario y nada de correrse al lunes inmediato el asueto correspondiente.

Así que si la oposición hubiera puesto un poquito de atención en estos casi dos años en que López Obrador ha decidido el rumbo del país, los de esos partidos habrían aprendido un par de cosas que igual no les gustan, pero que serían útiles.

AMLO es mucho más sofisticado para el manejo de sus mensajes de lo que ellos se atreven a conceder. Este miércoles fue 5 de febrero, primera fecha importante en el calendario cívico, luego del 20 de noviembre, donde López Obrador tuvo claro que no le gusta que se haya movido el calendario patrio.

Y ayer nos pasó a comunicar que los puentes se harán a la vieja usanza (por nuestras pistolas, y no ordenadamente, como si fuéramos el país normal que no somos), y que las fechas nacionales se quedarán inamovibles.

El anuncio no lo hizo porque creyera que “uy, qué polémica se me va a venir porque los panistas no firmaron el Insabi”. ¿Por dios, quiénes son los gobernadores panistas como para cambiarle la agenda o modificarle el esquema del Insabi a AMLO? Exacto: nadie.

López Obrador hará el Instituto de la Salud para el Bienestar como él siempre quiso hacerlo, incluso negando las negociaciones que el secretario de Salud (es un decir) tenía con los mandatarios blanquiazules.

No se moverá nada del esquema que le platicó a Juan Antonio Ferrer un día de 2018 en Palenque. ¿Por qué? Porque puede, sólo por eso. Que es una razón muy poderosa: nadie se le enfrenta, nadie se sale del huacal, y, por consiguiente, él sigue con su calendario de asuntos, ese que incluye desaparecer las cosas del pasado inmediato –como el Seguro Popular y hasta los puentes.

A ver si un día los panistas lo entienden. Dudo que sea pronto.

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