El plan de negocios de Pemex es un desastre. Como lo anticiparon los inversionistas cuando el director financiero, Alberto Velázquez, fue a presentar a principios del año pasado los esbozos de su estrategia a Nueva York –causando sorna por parte de los analistas de los bancos–, no se han cumplido ni de cerca los objetivos. El resultado de corto plazo es la pérdida del grado de inversión. ¿Qué sigue? Dentro de la compañía comienzan a pensar en lo peor: la quiebra y desintegración de la empresa productiva del Estado.
La realidad es que la producción de crudo de Petróleos Mexicanos sigue sin alcanzar los niveles esperados, según lo confirman las cifras oficiales. Al cierre de mayo, apenas sobrepasó 1.7 millones de barriles diarios.
Fue en diciembre de 2018, a inicios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cuando Pemex lanzó su estrategia para desarrollar 20 campos prioritarios y así incrementar la producción nacional en el corto plazo. Sin embargo, a la fecha la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) aún no cuenta con los planes para tres de ellos, por lo que la estrategia se redujo a 17 campos, 14 de ellos en aguas someras y tres en zonas terrestres.
El pasado 27 de mayo se llevó a cabo la octava Sesión Ordinaria de la CNH en la que se presentó el Informe trimestral de Seguimiento de Campos Prioritarios de Pemex Exploración y Producción, donde se detalló que la empresa tenía programada una inversión cercana a 47 mil millones de pesos para aumentar la extracción mediante el desarrollo de estos campos; sin embargo, al cierre de este informe solo alcanzó a invertir cerca de 5 mil 138 millones de pesos en áreas ubicadas en tierra y aguas someras, es decir un avance de sólo 11%.
En lo que respecta a la perforación de pozos de desarrollo, Pemex concluyó cinco marinos y se encuentra perforando otros 13 (siete marinos y seis terrestres), de un plan inicial de perforación de 62. Con esto se puede decir que únicamente ha alcanzado 8% de avance en las actividades de perforación.
En cuanto a producción de hidrocarburos, la petrolera alcanzó a producir 22 mil barriles de aceite y condensado a través de cuatro campos marinos y tres terrestres, lo que representa un avance de 12% con respecto al plan de 184 mil barriles de aceite y condensado. El avance en el caso de la producción de gas natural fue similar: sólo 15% de los campos han alcanzado una producción real de 65 millones de pies cúbicos diarios versus un plan estimado en 428 millones.
Estos datos evidencian que el desarrollo de las actividades de los 17 campos prioritarios presenta un desfase promedio de 89% en inversiones, perforaciones, reparaciones y, por ende, en la producción de aceite, condensados y gas natural.
Los retrasos en la perforación se deben principalmente a que las plataformas y equipos han estado incompletos con respecto al plan original. También ha tenido que ver con problemas operativos, diseños y tiempos muy optimistas. Asimismo, a la falta de infraestructura, a los atrasos en la construcción de los ductos y a la mala caracterización de yacimientos por parte de Pemex.
Por si fuera poco, algunas de las empresas privadas a cargo de los pozos son relativamente nuevas y no tienen experiencia en este tipo de operaciones, por lo que aún se encuentran en una curva de aprendizaje.
Para ejemplificar el desastre que hay en Pemex, la comisionada de la CNH, Alma América Porres, se refirió así a la empresa durante la Octava Sesión Ordinaria: “Es muy desafortunado el reporte, no por el reporte en sí mismo, sino por los resultados, que no son nada alentadores”, dijo.
De igual forma, Porres Luna apuntó: “Se tiene que seguir correctamente la cadena de valor de los hidrocarburos, realizando una buena evaluación y exploración antes de llegar al desarrollo”.
En tanto, otras fuentes que dieron su punto de vista sobre la sesión ordinaria de la CNH, como la firma Bnamericas, calificaron el plan de Pemex como un ‘fracaso’.
Y así, mientras la empresa productiva del Estado se desmorona, su director general, Octavio Romero, vive un tórrido romance y delega sus funciones a personas que poco saben de la petrolera.
Por eso la secretaria de Energía, Rocío Nahle, quisiera ver a Romero fuera de la empresa. El problema es que el tabasqueño es uno de los incondicionales del Presidente, porque manejó los recursos de su administración cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Sea como sea, Pemex, como anticiparon la mayoría de los analistas e inversionistas, va hacia el abismo, de la mano de la 4T.