¿Les molesta que alguna vez les hayan dado litros de menos? ¿Que les hayan robado en la bomba en donde pagaron la gasolina?
La tecnología puede parar esos atracos y ésta la revisa ya el 53 por ciento de los directivos de los países con tecnología más avanzada como una prioridad crítica, de acuerdo con una encuesta llamada Deloitte’s 2019 Global Blockchain Survey, de la citada empresa de consultoría.
Para construir el “milagroso” sistema, deben usar la imaginación.
Supongan que hay 500 automóviles en el barrio, contando el suyo. Todos los dueños se avisan entre sí cuando llega “la pipa” para llenar la estación de servicio. Digamos que lo hacen mediante Whatsapp.
En ese momento saben que la gasolinera está “llena” y pueden ustedes ir a cargar su tanque.
Alcanza exactamente para medio millar de coches que pueden consumir juntos 30 mil litros de gasolina.
Cada compra transcurre como ustedes la conocen: se aproximan a la gasolinera, se acercan a la bomba, llega el despachador, trapo en mano, pero hay un truco: en cada bomba hay una mujer, también vecina, sentada a un lado, y ha pintado un cuadro sobre madera y lo ha partido hasta convertirlo en un rompecabezas, que concuerda con el resto de los cuadros de las pintoras de las otras bombas.
Todas juntas reúnen 30 mil piezas de la enorme obra conjunta.
Los compradores le pagan a las artistas por cada pieza que reciben, de modo que a ellas, la gasolina les sale “gratis” y todavía ganan un poco más. Lo ven ya como su trabajo.
Cada una de esas partes es irrepetible y única porque las autoras firmaron todas al reverso.
Por cada litro que compren ustedes ellas entregan una de esas piezas, una vez verificada la transacción.
Cada uno de los conductores compró 60 litros y por tanto tendrá 60 de esas partes del rompecabezas, que meterá en su cajuela.
Al final del día, cuando la gasolina se ha acabado, todas las piezas fueron distribuidas.
Si alguien alega un fraude, todos los vecinos y las pintoras se reúnen para armar el rompecabezas que debe concordar perfectamente. Si alguien tiene una pieza menos o descubren que alguna es falsa, será posible saber si hubo robo y conocer al afectado.
Todo el sistema se romperá y se acabará la confianza en esa gasolinera, por lo que el barrio entero buscará una nueva.
Ante tal presión comunitaria, los dueños de la gasolinera se pensarán dos veces el fraude.
Lo anterior se trata de una muy burda explicación de cómo una comunidad de actores puede verificar un registro inmutable de acciones, de manera similar a como funciona el sistema Blockchain.
Quienes sí son expertos lograron crear la moneda virtual Bitcoin mediante un esquema parecido:
Los “mineros” que reciben Bitcoins por su trabajo de armar los blocks virtuales, podrían ser representados por las pintoras; los conductores y sus cajuelas podrían ser los usuarios que guardan un “block” o una pieza virtual por cada transacción y la gasolina podría hacer las veces de dinero. Hay una enorme diferencia, cuando son las computadoras las que operan, la verificación por cada transacción consiste en armar muchas veces el rompecabezas en fracciones de segundo, verificando así que todo concuerde.
De acuerdo con Deloitte, la mayoría de los directivos de China, Estados Unidos, Singapur y Estados Unidos, el cuestionamiento cambió.
“La pregunta para los ejecutivos ya no es ‘¿funcionará el Blockchain?’ sino, ‘¿cómo haremos que el Blockchain funcione para nosotros?’”.
De las aplicaciones y los riesgos que conlleva, trataré aquí pronto en lenguaje de un mortal. Prometo no meterme en este cajón con frecuencia. Sobre Blockchain, sugiero consultar a especialistas como Alfonso Govela: https://bit.ly/2uNW5Qx