Ante un oposición dividida y con el “fantasma del abstencionismo”, Nicolás Maduro tomó el control del Legislativo luego de que en las elecciones de este domingo los venezolanos no salieron a votar
Por @JorgedeLuna
Este domingo 6 de diciembre se llevaron a cabo elecciones legislativas en Venezuela, en donde los candidatos del partido socialista del presidente Nicolás Maduro se impusieron con comodidad ante la ausencia de rivales de peso y por el fantasma del “abstencionismo“.
Cinco años después que la oposición venezolana le arrebató el control de la Asamblea Nacional -lo que en México es la Cámara de Diputados- por primera vez en dos décadas de gobiernos socialistas, Maduro, se aseguró el control de la última institución independiente del país al alcanzar la alianza oficialista el 67.6% de votos en las elecciones legislativas.
Los comicios fueron boicoteados por los principales partidos de oposición, que alegaron que no existían condiciones para unas elecciones libres y democráticas.
Los críticos de Maduro sostienen que se trató de un proceso fraudulento que tendría esencialmente el objetivo aniquilar a la oposición y fungió como una “elección interna” del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) “para dirimir conflictos a lo interno del régimen”.
El oficialismo logró recuperar el control de la Asamblea Nacional, las fuerzas opositoras encabezadas por Juan Guaidó quedaron sin mayor peso institucional para ejercer algún contrapeso, lo que podría acelerar la extinción de los últimos vestigios de la democracia venezolana, sostuvieron analistas.
“Todo indica que él (Maduro) logró lo que siempre ha buscado que es tener control total, autoritario, hegemónico de todas las instituciones del país”, declaró el presidente de Diálogo Interamericano en Washington, Michael Shifter.
Al respecto, el periodista Rubén Cortés dijo que “es pésima noticia que, el de México, sea casi el único gobierno del mundo que otorga con su silencio credibilidad a los comicios del domingo en Venezuela, que renovaron el Parlamento con una farsa sin respaldo internacional ni participación de la oposición.