Un reporte indicó que en San Lorenzo Chachapa, Puebla, en un tiradero de escombros, habían aparecido por lo menos ocho cuerpos, algunos de ellos descuartizados. La policía arribó a aquel tiradero. El espectáculo era aterrador: los cuerpos afloraban entre una pila de piedras y estaban totalmente cubiertos de cal. Ahí aparecieron dos cuerpos a los que les faltaba una pierna.
Uno de los cadáveres llevaba una playera con insignias de la policía estatal. Se trataba de un oficial que dos semanas antes, el 16 de marzo de 2019, había salido del Centro de Operación y Emergencias, y del que no volvió a saberse más.
Según testigos, los restos habían sido llevados al tiradero por un camión de volteo durante la madrugada del sábado 30.
El hallazgo ocurrió en una zona de huachicoleo, marcada por la inseguridad. Por ahí corrió la línea más fuerte de investigación.
Pero todo cambió el 2 de abril. La Fiscalía General del Estado y otros cuerpos de seguridad realizaron un fuerte operativo en el mercado Morelos, ubicado como uno de los centros más importantes de narcomenudeo en la zona metropolitana. El cateo tenía pues, como fin, la búsqueda de drogas y armas.
En diversos locales fueron hallados varios paquetes con marihuana, cocaína y crystal. De pronto apareció, en un estacionamiento aledaño al mercado, la fosa clandestina de la que aquellos ocho cuerpos habían sido exhumados.
Ahí estaba también el camión de volteo, la retroexcavadora con la que fueron desenterrados los cadáveres, y las dos piernas que les faltaban a los muertos de Chachapa.
El jueves anterior, en un operativo previo, un agente estatal había sido retenido y brutalmente golpeado en el mercado Morelos. Aquel día 19 personas fueron aseguradas.
El hallazgo de la fosa detonó una cacería de narcomenudistas ligados a secuestros, homicidios, robos, extorsiones y descuartizamientos. En las bodegas del mercado se había generado uno de los principales epicentros de la violencia que sacude a la capital poblana y a nueve municipios próximos.
Uno de los agentes que participó en el operativo fue asesinado días después en la colonia Plan de Ayala. Las investigaciones detectaron que la red de narcomenudistas tenía como proveedores a grupos criminales de Guerrero, Morelos y Veracruz.
El líder de ese grupo fue identificado como José Christian Romero Aguirre, apodado El Grillo. Informes de inteligencia revelaron, sin embargo, que había huido del estado. En el mes de mayo, el segundo de El Grillo, un sujeto conocido como “Julio Mix”, cayó en manos de las autoridades en un retén. Traía una mochila con droga, dinero y un arma blanca. “A ver, cabrones, traigo 14,400 pesos, se los quedan y aquí no pasa nada”, le dijo a los agentes.
“Julio Mix” se ostentaba como líder del mercado Carmen Serdán, comúnmente llamado La Acocota. Según las autoridades, estaba al frente de la venta y distribución de sustancias prohibidas, y del “cobro de piso” en el mercado. Operaba para El Grillo la red de narcomenudeo en una parte de Puebla. En esos días, la violencia, en vez de disminuir, arreció.
En junio de 2019, en la alcaldía de Xochimilco, en la Ciudad de México, fue aprehendido finalmente José Christian Romero Aguirre: El Grillo. Luego de su arresto, cayeron 41 miembros de su grupo: 17 estaban acusados por secuestro, 23 por narcomenudeo y uno más por homicidio. Trascendió que el grupo de Romero Aguirre se hallaba “en pugna por la plaza” con otra organización (la manejada por Marco Antonio Torres Valdés, El Chupón).
Esta pugna dejó un reguero de muertos. La matanza siguió a pesar de la detención de Romero Aguirre, quien continuaba manejando los hilos de la distribución desde la cárcel —hasta que decidieron trasladarlo a un penal de Oaxaca. No disminuyeron, sin embargo, la violencia ni la actividad delictiva.
La policía detectó que un tercer hombre estaba a cargo de las estructuras que habían pertenecido al Grillo y a Julio Mix: lo apodaban El Negro o El Bombón, y llevaba al menos una década como miembro de la organización delictiva. Agentes de la fiscalía determinaron que se movía en Tlaxcala y en colonias de la zona metropolitana de Puebla. Cambiaba constantemente de auto y de teléfono. Fue señalado como responsable de la relación con los cárteles que surten a los narcomenudistas del centro de abasto.
La noche del viernes pasado lo aprehendieron tras una persecución. Las autoridades aseguran que tras esta captura ha quedado desactivada la organización hegemónica de la venta de drogas en Puebla.
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