De acuerdo a las cifras oficiales del IMSS, el año pasado se crearon solo 342,077 mil empleos, es decir 50% menos que lo creado anualmente en promedio en los últimos 7 años. Y el propio Instituto acaba de anunciar que este año, tan solo en el mes de abril, se perdieron 555,247 empleos, la mayor pérdida en un solo mes desde que hay registro.
Con esta cifra, en lo que va de todo el 2020 (enero a abril), se han perdido un total de 493,746 empleos netos. Es decir, la realidad nos ha alcanzado una vez más, y para poder llegar a la promesa de la creación de 2 millones de nuevos empleos este año, tenemos 8 meses (mayo a diciembre), para crear 2 millones 493,746 nuevos empleos.
Se antoja imposible dada la baja de crecimiento que traíamos desde 2019 y no se diga como resultado de la crisis de este 2020.
Es cierto que las finanzas públicas mexicanas no pueden destinar una cantidad de recursos para la recuperación como sus pares de la OCDE: Alemania 32% de su PIB, Reino Unido 18.8% o Estados Unidos 14.8%, pero tampoco comparamos bien con nuestros pares de América Latina: Perú 12%, Colombia 7.9%, Brasil 7.1%. Chile 5.5% y México 0.4%.
Adicional a la pérdida de empleos, preocupan las alarmantes expectativas de aumentos en la pobreza en el país por parte de CONEVAL, quien ha señalado que la crisis pone en riesgo los avances en desarrollo social y calcula un incremento de 7.2% a 7.9% en la pobreza extrema por ingresos en nuestro país, lo que implicaría que entre 6.1 y 10.7 millones de mexicanos caerán en esta inaceptable condición tan solo este año. Nada bueno ocurre en un país sin crecimiento económico.
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