Por Gabriela Rivera
Desde que os niños dejaron de ir a clases por la pandemia de COVID-19, el celular se convirtió en la herramienta más usada para mantenerse conectados con el profesor y la escuela. Sin embargo, utilizar este dispositivo no ha sido sencillo ni barato.
La Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019 señala que 75% de la población de seis años o más tiene un celular, y nueve de cada 10 de ellos tienen un smartphone con el que se pueden conectar a internet.
La encuesta también señala solo uno de cada 10 dueños de smartphones se conecta a wi-fi para navegar en internet, el resto lo hace a través de los datos móviles
Lo que la ENDUTIH no mide es el esfuerzo y el gasto que hacen las familias para pagar los datos, sobre todo en este año, cuando empezaron a usar el celular para recibir actividades, mandar tareas y estar conectados con los profesores.
Ángel entró a segundo de primaria, vive con sus papás, sus abuelos y sus tíos. Su televisión no capta la señal de Aprendiendo en casa, por lo que usa el celular para ver las clases y mandarle mensajes a su maestra.
Gabriela, su mamá, trabaja como empleada doméstica. Cada semana, le pone 50 pesos de crédito al celular para que Ángel haga sus actividades, y si no les alcanza, los abuelos del niño les ayudan a comprar más datos.
Pero otras familias, que tienen más de un hijo, se han visto en aprietos para solventar este gasto. El primer día de clases, una madre y sus dos hijos tomaron clases en el jardín de la Unidad Habitacional San Aparicio, en Puebla, conectados a la red de wi-fi gratuito con su celular.
La madre no puede costear el pago de un plan para que sus hijos tomen clases por esta vía, según refirieron los medios locales.
Y si las dificultades se presentan en las grandes ciudades, en las zonas rurales los niños simplemente están marginados del regreso a clases.
La ENDUTIH señala que 58% de los habitantes en zonas rurales tienen un teléfono celular. Pero la historia es la misma, las familias tienen equipos de pre pago, para poder poner saldo de acuerdo a sus ingresos.
Medios locales de Guerrero, Veracruz, Chiapas y Oaxaca —los más pobres en el paìs, según datos del Coneval— reportan que los menores que viven en las zonas rurales no pudieron tener acceso a los programas del regreso a clases, porque no hay señal de televisión.
Y aunque cada vez hay más teléfonos celulares, no todos cuentan con internet y datos móviles, por lo que algunos niños tendrán que trasladarse a las comunidades donde hay señal gratuita de wi-fi para poder comunicarse con sus maestros por Whatsapp, recibir las actividades y enviar sus tareas.
Todo con el riesgo que esto implica para los menores que viajan solos, y que ademas corren el riesgo de contagiarse de COVID-19 durante su traslado.
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