Autor: Demetrio Sodi
López Obrador siempre ha sido un gran vendedor de esperanzas, tanto como jefe de Gobierno del DF, como candidato a la Presidencia y ahora como Presidente de la República. Sabe que ante la pobre realidad en que vive la mayoría de la población y los escándalos de los gobiernos anteriores, la gente le apuesta a la esperanza.
Muchos se preguntan cómo es posible que mantenga un nivel tan alto de apoyo popular ante la realidad que estamos viviendo, pero aun cuando la gente se da cuenta de que no vamos bien, sigue apostando a que el gobierno de López obrador va a mejorar sus condiciones de vida. Si a esto le sumamos el apoyo que representan los programas sociales, es lógico esperar que la gente siga confiando en el gobierno de López Obrador.
Más de 15 millones de familias reciben recursos del gobierno a través de los programas sociales, y toda esta gente siente, y tiene razón, que está mejor que antes y, por lo tanto, sigue apoyando y confiando en López Obrador. Salvo en el caso de seguridad, en que la gente siente que vamos mal, en todos los otros temas la gente sigue teniendo esperanzas en que le va a ir mejor con el actual gobierno.
López Obrador ha sabido ganar y estirar el tiempo, pero si no logra resultados en los próximos meses, en crecimiento económico y del empleo, en seguridad para la población y en su programa de salud, lo más seguro es que se acabe la esperanza y la paciencia de la población y junto con ella el apoyo a su gobierno.
Hasta ahora, a través de promesas, mentiras y ocurrencias, ha podido mantener la credibilidad de la gente, pero conforme ésta se dé cuenta que sus programas son sólo una cafiaspirina ante los problemas reales, la gente va a dejar de creer en él. Ha sido invulnerable ante las críticas, pero la realidad lo está alcanzando, y aunque no lo quiera aceptar, la credibilidad en su gobierno está pendiendo de un hilo.
Si sigue por el camino que va la economía y el empleo van a seguir parados, no va a haber inversión privada, la delincuencia y la violencia seguirán creciendo, su programa de salud ha sido un fracaso y no hay recursos para dar respuesta a las demandas de la población. Sus mismos programas sociales están haciendo agua, de los 900 mil “jóvenes con futuro” que salieron del programa de capacitación, sólo 10% consiguió trabajo, los otros 800 mil cayeron en el desempleo, su programa Sembrando Vida está provocando que se talen bosques para sembrar árboles frutales y sus políticas agropecuarias están reduciendo la producción de granos.
López Obrador está cavando la propia tumba de su gobierno, no hay forma que le vaya bien, si sigue por el camino que va. La economía no va a crecer, la delincuencia no se combate con buenas intenciones y su programa de salud universal no tiene ninguna posibilidad real de salir adelante.
Como Presidente ya no son suficientes las promesas, debe dejar de culpar al pasado y empezar a darse cuenta de que los problemas son de él, no de los gobiernos anteriores.