Un lugar donde convergen leyendas sobre los personajes que lo visitaron para definir el rumbo de la historia.
Conspiraciones y literatura
Café La Habana fue fundado en 1952 en el corazón de la capital del país, cuando todavía se llamaba Distrito Federal. Las leyendas sobre este lugar lo han vuelto un espacio histórico cargado de muchas anécdotas en las que la literatura, las conspiraciones y las crónicas de la ciudad son las protagonistas.
La placa que se encuentra a la entrada del establecimiento reza “a partir de su apertura, este memorable café ha sido visitado por personalidades de reconocido prestigio como: Octavio Paz, Fidel Castro Ruiz, Ernesto Che Guevara, Gabriel García Márquez, Jesús Martínez “Palillo”, Renato Leduc, Roberto Bolaño… Han pasado tantos años que la lista es interminable”.
Y en efecto, la fama de este lugar se alimenta de una de las anécdotas más redituables: la visita del Che Guevara y Fidel Castro. Sentados en las mesas de madera, supuestamente los dos jóvenes diseñaron el plan para lograr la caída del dictador cubano Fulgencio Batista. Ambos se conocieron en la calle Emparan 49, en la colonia Tabacalera, y en 1956 partieron hacia Cuba. Aquí se concibió la Revolución cubana, uno de los hechos históricos más relevantes del siglo XX.
“El Che y Fidel se reunían aquí porque vivían a ocho cuadras. […] Se sentaban y platicaban al fondo del bar”.
Víctor García, coordinador del establecimiento.
En este espacio en la Cuauhtémoc, escritores de la talla de Gabriel García Marquez encontraron el momento para escribir pasajes de sus obras más memorables, en este caso de la novela Cien Años de Soledad. Octavio Paz y Carlos Monsiváis eran asiduos clientes.
A pocos metros se encontraban las redacciones de los periódicos del momento como Excélsior o El Universal, lo que convertía al café un sitio de paso para el gremio periodístico. De igual forma, queda cerca de la Secretaría de Gobernación, por lo que otro grupo de clientes lo formaban burócratas y policías. Aquí se vieron Elena Poniatowska, cronista de la ciudad en aquel entonces, con el exiliado español León Felipe.
“Era un rumbo donde iban muchos españoles, muchos refugiados de la Guerra Civil estaban siempre en esas calles del centro. […] Gritaban mucho y se interrumpían. Los mexicanos pedían café casi rogando al mesero. Los españoles golpeaban la mesa, chocaban los vasos, pasaban allí dos, tres, cuatro horas, y decían que iban a regresar a España apenas muriera Franco”.
Los infrarrealistas
El destacado escritor chileno Roberto Bolaño escribió su obra Amuleto (1999) tomando como inspiración un supuesto encuentro entre la poeta salvadoreña Lilian Serpas y Guevara en el café.
“Una noche, esto también me lo contó ella, conoció en el café Quito a un sudamericano exiliado con el que estuvo hablando hasta que cerraron. Después se fueron a la casa de Lilian y se metieron en la cama sin hacer ruido (…) El sudamericano era Ernesto Guevara (…) Puede que fuera mentira (…) En el café Quito, por otra parte, más de uno de los viejos periodistas fracasados había conocido al Che y a Fidel, que lo frecuentaron durante su estancia en México…”.
En 1975 Bolaño y Mario Santiago Papasquiaro se conocieron en La Habana y junto otros autores mexicanos fundaron el movimiento poético de los infrarrealistas para “volarle la tapa de los sesos a la cultura oficial”. Una corriente contracultural que era enemiga acérrima de escritores consagrados como Octavio Paz. Si bien no lograron una trascendencia literaria más allá del renombre, Bolaño inmortalizó este grupo en su novela más emblemática Los detectives salvajes (1998). En ella, los protagonistas son Bolaño y Papasquiaro, bajo el pseudónimo de Arturo Belano y Ulises Lima.
“Llegábamos cualquier cantidad de jóvenes melenudos, con morrales, muchos libros y que consumían poco. Casi nadie llevaba dinero, a veces solo alcanzaba para un café con leche. Pero no era un lugar para ir a comer, sino para ir a tomar café y fumar, fumar, fumar, y hablar, hablar, hablar… Leíamos poesía en voz alta, versiones libres de traducciones de poetas, o de algún libro expropiado de alguna biblioteca. Era básicamente un lugar de periodistas y de agentes de Gobernación, la policía política… Por eso ahí también iban el Che y todos. Octavio Paz pasaba por allí, pero era demasiado pobre y popular para él. Seguramente fue alguna vez, pero no cuando nosotros íbamos”.
Guadalupe Pita Ochoa, poeta fundadora de los infrarrealistas.
Visitado por varias generaciones de artistas
Las tertulias y las anécdotas vividas de los infrarrealistas han sido inspiración de otros escritores, poetas y artistas que, fascinados con la obra de Bolaño, han querido ser parte de este halo bohemio de intelectualidad.
La cantante, compositora y escritora Patti Smith escogió al Café La Habana como sede en 2017 de un pequeño concierto al cual asistieron 200 personas en honor del narrador chileno.
Cada año turistas y lectores de todas partes del mundo llegan al establecimiento para seguir el rastro de Bolaño, del Che, de García Márquez y Paz. “Detectives salvajes tras el cúmulo de recuerdos que esconde La Habana: las huellas del infrarrealismo, las revoluciones latinoamericanas, las vanguardias culturales que iban a cambiar el continente, en un lugar donde la historia y la leyenda a veces se difuminan”.
@bitacora_cafetera Café La Habana ☕️ #cdmx #cafeteriascdmx #cafeteriasbonitas #coloniajuarez #foodiecdmx #parati #fypシ ♬ Pueblo Nuevo – Buena Vista Social Club
Con información de El País.