Todos los mexicanos conocemos la historia detrás del escudo nacional. Un símbolo inspirado en la leyenda de la fundación de México-Tenochtitlan, la cual relata que Huitzilopochtli indicó a los mexicas que establecieran su ciudad donde encontraran a un águila posada sobre un nopal devorando a una serpiente, pero ¿qué pasaría si te enteraras de que esta leyenda no es la original?
Verdadera historia del escudo nacional
El “Teocalli de la guerra sagrada” es una escultura de más de 500 años de antigüedad que es el origen del escudo nacional y se encuentra en el Museo Nacional de Antropología.
Se trata de una maqueta mexica a escala de un basamento piramidal que cuenta con trece peldaños. La parte superior de la escultura se encuentra decorada con la diosa Tlaltecuhtli. Mientras tanto, en la parte inferior a los costados hay deidades en actitud de autosacrificio.
La parte posterior es la que más nos interesa. Ahí se encuentra un cuauhtli posada sobre un nopal devorando lo que, a primera vista, parecería ser una serpiente, pero no lo es. En primer lugar, es necesario aclarar que el cuauhtli ha sido interpretado como un águila en nuestro escudo, pero la realidad es distinta.
El cuauhtli es, en la cosmovisión mexica, es el ave que más cerca puede volar del sol. Es el animal que, según las leyendas nahuas, se arrojó a la hoguera divina siguiendo a Tecuciztécatl, quien se convertiría en el sol que nos alumbra. Por ello, el cuauhtli se convirtió en un animal representativo del astro rey, Huitzilopochtli.
Ahora bien, se encuentra posado en un nopal repleto de tunas, que en la cosmovisión mexica representan corazones humanos.
El nopal, que surge de las fauces de Tlaltecuhtli, la diosa de la tierra, se encuentra en posición de “sapo”: sus pies están calzados por cactlis (sandalias de la época prehispánica), decorados con moños y, detrás de la deidad, hay algunas líneas ondulantes que representan el movimiento del agua del lago de Tezcuco. Esta imagen hace una alusión al hecho de que el nopal crecía en un islote en medio del agua, hecho que se ajustaba exactamente a la señal que Huitzilopochtli les había dicho a sus sacerdotes que enviaría cuando llegaran al lugar en el que se debía fundar Tenochtitlan.
El águila no lleva a una serpiente
Finalmente, el cuauhtli no lleva en su pico una serpiente, como siempre lo hemos creído, sino el símbolo de la guerra sagrada, el cual recibe el nombre de atlachinolli que es un difrasismo náhuatl que se traduce como “agua quemada”.
Para poder observar las diferencias, a continuación dejaremos la imagen del teocalli de la guerra sagrada y del escudo mexicano. El conjunto de estos elementos, el cuauhtli con el atlachinolli en el pico, y el nopal creciendo en un islote en medio del lago, indica la señal que Huitzilopochtli prometió a su pueblo para indicar la llegada a la tierra prometida.
Si quieres ver el Teocalli de la Guerra Sagrada, puedes hacerlo en el Museo Nacional de Antropología, en la Ciudad de México.
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Con información de MatadorNetwork.