Las noches en las calles de Ecatepec se iluminan con luces chillantes que resplandecen entre calles sin alumbrado, se trata de los bazares navideños. El ruido constante de bocinas se mezcla con los vívidos gritos de vendedores y risas de la gente, creando una sinfonía única que marca el inicio de la temporada navideña. Es así como se despliega un escenario entre vendedores y compradores, donde la ley del mercado se manifiesta en su máxima expresión.
Como es tradición cada año, las calles de Ecatepec, en el Estado de México, se transforman en un vibrante mercado ambulante durante la temporada navideña. Desde el 20 de noviembre hasta el 6 de enero, los vecinos de estas colonias se convierten en comerciantes, saliendo por las noches con luces parpadeantes y mamparas, ofreciendo una variada gama de productos, desde esferas y arbolitos navideños hasta micheladas, tenis, calzones y collares para perros.
Estos bazares, llamados así por su carácter temporal, representan una oportunidad para muchos de generar ingresos extra y llevar un poco más de dinero a casa. Algunos son recientes, nacidos de la necesidad económica, mientras que otros se han convertido en tradición, siendo parte integral de la comunidad.
¿Cuánto cuesta vender en un bazar?
Los costos para participar en estos bazares varían según la ubicación y la antigüedad del evento. Mientras que en el bazar de Valle Guadiana se paga un promedio de 5 mil pesos por un puesto, en Ciudad Azteca y Fuentes de Aragón, con más de 30 años de existencia, los precios pueden alcanzar los 10 mil o incluso 20 mil pesos, según cuentan los comerciantes.
El comercio por tradición
La experiencia de Guadalupe, una vendedora con 48 años de edad, refleja la arraigada tradición de estos bazares. Desde que tenía tres años, participa en el bazar de Ciudad Azteca, primero junto a sus padres y ahora con su propia hija.
“Uy, este bazar ya tiene mucho, como 45 años. Imagínate, yo tenía 3 años y ya venía con mi mamá a vender. Desde esa fecha yo vengo aquí, es bonito”, mencionó.
Detrás de la alegría y la tradición, hay un precio que pagar. Los comerciantes invierten tiempo, esfuerzo y recursos para participar en estos eventos, pero el resultado es un encuentro único entre la oferta y la demanda, donde la comunidad encuentra no solo productos festivos, sino también la oportunidad de compartir momentos especiales con amigos y familiares en medio del bullicio y la magia de la temporada navideña.
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Con información de Pie de Página.
