La Vasconcelos es más que una biblioteca, es un espacio para el esparcimiento, el encuentro y refugio del estrés citadino.
Un lugar seguro
Desde que llegas a la estación Buenavista, sea en Metro, Metrobús o Suburbano, a pie, bicicleta o coche; puedes apreciar el imponente edificio gris que es la Biblioteca Vasconcelos. Recinto que además de resguardar un impresionante acervo de 580 mil libros, también es fiel centinela de memorias, charlas y conocimientos que sus miles de usuarios comparten a lo largo y ancho de sus instalaciones.
Sería injusto y limitado decir que se trata de una simple biblioteca. En este espacio de cultura, artes y saber se construyen día a día diferentes experiencias, se viven sinfín de emociones y se comparte algo más que datos científicos o históricos. Es un punto de encuentro y convivencia.
Tan solo al entrar te invade una sensación de fascinación que dura toda tu estancia. No importa si vas a hacer una consulta, la tarea o el trabajo, a leer tu novela favorita, participar en alguna actividad cultural o taller, o nada más a disfrutar de las áreas verdes. Entrar a la Vasconcelos es como habitar de repente otro mundo, uno en el que puedes sentir una libertad muy especial.
Aquí los límites se borran, todas y todos son bienvenidos, no importa de dónde vengas, cuáles sean tus gustos o pasatiempos, tu edad, cómo te veas o a lo que te dediques. Tus ideas, pensamientos, creencias y talentos encuentran aquí el espacio ideal para desbordarse. Por ello, si hay algo en que las y los usuarios de la Biblioteca Vasconcelos pueden coincidir es que este espacio se ha vuelto un lugar seguro.
Un punto de encuentro
Daniel Goldin, ex director de la BV y quien catapultó este recinto como pilar de la cultura y las artes en CDMX, comparte la emoción de contemplar la diversidad de actividades realizadas, unas organizadas por la administración del recinto, y otras a iniciativa de los propios usuarios.
“Durante los 5 años y 50 semanas en que fui director de la Biblioteca Vasconcelos pude atestiguar diversas de esas sorprendentes actividades silvestres, solitarias o grupales. Lo que más me llamó la atención fueron las danzas K-pop. Jamás había imaginado que una biblioteca podía ser un recinto en el que se pudieran concitar adolescentes de diversos lugares de la zona metropolitana para bailar. Menos aún que irían a bailar danzas coreanas”.
Daniel Goldin
Para Goldin el propósito de la BV trasciende al mero hecho de la consulta de fuentes bibliográficas y coincide plenamente en que la experiencia de los visitantes debía ser también desde lo social.
“La biblioteca era su lugar de encuentro. Me encantaba saber que cumplíamos también esa función social tan importante, que jamás aparece en los manuales de bibliotecología: ser un punto de encuentro”.
Daniel Goldin
De elefante blanco a referente cultural
La Biblioteca Vasconcelos fue inaugurada en 2006, el último año del sexenio de Vicente Fox, y fue considerada un “elefante blanco” ya que aún faltaban espacios por concluir como el invernadero, el jardín botánico, la cafetería, el restaurante, la galería y los elevadores, situación que la mantuvo cerrada por más de año y medio.
El diseño fue hecho por el arquitecto mexicano Alberto Kalach, quien goza de gran reconocimiento internacional y que fue responsable de obras como el Faro Oriente y Casa Wabi.
El vestíbulo es fascinate y es la postal más famosa de la Biblioteca, ya que ahí se encuentra la Mátrix Móvil, una pieza del artista contemporáneo Gabriel Orozco que consiste en el esqueleto de una de ballena gris de mil 696 kilos decorada con curvas.
El recinto tiene la capacidad para un aforo máximo de hasta 5 mil personas diariamente; lo que representa una afluencia de más de 182 mil visitantes al año.
Con información de Jardín LAC,