Enclavado en los límites entre San Ángel y Coyoacán, el pintoresco barrio de Chimalistac, en el sur de la Ciudad de México, se erige como un rincón melancólico y exuberante que ha mantenido su encanto ancestral y secretos a lo largo de los años. Sus callejuelas empedradas, casonas señoriales y plazoletas llenas de historia han perdurado en el tiempo, creando un oasis de serenidad en medio del ajetreo urbano.
El nombre de Chimalistac, de origen náhuatl, significa “Lugar del Escudo Blanco”. Su legado se remonta a tiempos antiguos, cuando formaba parte de Coyohuacan (hoy Coyoacán) y era gobernado por Ixtolinque. Tras la llegada de los españoles y la caída de Tenochtitlán, Chimalistac se convirtió en un punto de asentamiento para Hernán Cortés y su ejército, lo que marcó el inicio de la transformación de la zona.
A lo largo de los siglos, Chimalistac mantuvo su carácter académico y agrícola. En el siglo XVI, los descendientes de Ixtolinque donaron sus tierras a los Carmelitas Descalzos, quienes surgieron un colegio de artes y teología dedicado a Santa Ana en la zona. A finales del siglo XIX, el barrio fue urbanizado y comenzó a tomar la forma que conocemos en la actualidad.
Chimalistac se ha convertido en un lugar de especial interés para los amantes de la fotografía. Sus encantadores rincones, con casas históricos, puentes antiguos, fuentes majestuosas y plazas frondosas, ofrecen únicas oportunidades para capturar imágenes excepcionales. Incluso el renombrado pintor José María Velasco encontró inspiración en este lugar para muchas de sus obras maestras.
La importancia histórica y arquitectónica de Chimalistac fue reconocida por el Gobierno de la Ciudad en 2012, cuando emitió un decreto que lo declaró patrimonio tangible e intangible. Esto subraya la necesidad de preservar y proteger este tesoro escondido en la metrópolis.
Para aquellos que deseen explorar Chimalistac a fondo, un recorrido minucioso ofrece una experiencia enriquecedora. Comenzando en el Paseo del Río, se pueden admirar las emblemáticas casonas y los puentes históricos. La calle Del Carmen conduce a la Plaza Federico Gamboa, donde se encuentra la Parroquia de San Sebastián y el Centro de Estudios de Historia de México de Grupo Carso.
La calle de Santa, en honor a la novela de Federico Gamboa, lleva a la pintoresca calle de Hipo y finalmente al Paseo del Río. Otros puntos de interés incluyen la Fuente del Huerto, la Ermita o Cámara del Secreto (el edificio más antiguo de Chimalistac), la calle de San Ángelo y el Parque Tagle.
Con su encanto inigualable y su rica historia, Chimalistac se presenta como un destino esencial para cualquier amante de la fotografía y un lugar que todos los visitantes de la Ciudad de México deben explorar. Cada rincón de este barrio encierra una historia y una belleza dignas de ser capturadas y admiradas.
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