Juan Diego Martínez es alumno de la UAG y su hazaña está acompañada de anécdotas increíbles sobre su ascenso al pico más alto del mundo.
La montaña más alta del planeta
El Monte Everest tiene una altura de 8 mil 848 metros lo que la convierte en la montaña más alta del planeta. Ha sido la meta más ambiciosa para aficionados y profesionales de alpinismo por lo que anécdotas sobre personajes que han conquistado la cima abundan.
No obstante, dominar esta montaña dista mucho de ser un ejercicio sencillo a pesar de las experiencias de otros alpinistas, expertos en la zona y que haya mejor tecnología tanto en equipos de montaña como dispositivos de ubicación. Por ello, que Juan Diego Martínez Álvarez haya conseguido llegar a la cima es un logro digno de reconocerse.
Diego, de 19 años y estudiante de la Universidad Autónoma de Guadalajara, cuenta cómo fue prepararse para enfrentar el reto.
“Del amanecer al anochecer, hacía ejercicio, venía a la escuela, luego regresaba y ejecutaba ejercicios de fuerza y de yoga”.
Juan Diego Martínez Álvarez
Además de ser el mexicano más joven en subir la montaña más alta del mundo, rompió los récords de ser el mexicano más joven en llegar a la cumbre y el más rápido en llegar a la cima sin haberse aclimatado. La experiencia caló hondo en Diego, quien se dice profundamente agradecido y satisfecho.
“Es lo que vives. Aprendes a dar gracias por todas las cosas, las pequeñas y las grandes, que tienes en la vida. También quería enseñar a las personas que nada es imposible cuando crees en ti y tienes una idea, con un plan estructurado a alcanzar”.
Juan Diego Martínez Álvarez
Inicio de la aventura
Fue en agosto del 2021 que el joven decidió conquistar el Everest. Para ello se sometió a una exigente rutina diaria. Sus padres lo acompañaron en la aventura.
Juntos escalaron la montaña en la primera etapa. Después del primer campamento, Diego se unió a un grupo de siete personas, entre sherpas, guías y alpinistas expertos de la zona. Estos profesionales son necesarios para hacer el recorrido, ya que es sumamente peligroso. Diego relata que durante su recorrido tres personas fallecieron.
“Si te duermes, ahí acabó tu historia. Es tal el reto, el peso, la altura, que tu cuerpo empieza a perder fuerza, se apaga por el cansancio. Sientes a la montaña, sientes su presencia. Ascendimos en etapas hasta campamentos y cuando estás cerca de la cima sientes todo el peso del viaje, es el momento más difícil”.
Juan Diego Martínez Álvarez
Alcanzó la punta del Everest después de 12 horas de ascenso. Permaneció en la cima solo 30 minutos, mismos que aprovechó para tocar una pieza llamada “Máquina de ritmo” con el teclado que llevó en su viaje.
“Estar allá arriba es único. Sin embargo, no es como en las películas, ves una vista bella, azul; en persona aprecias un poco y es que la altura, el cansancio y el haber terminado no te deja pensar en lo que ves, sí, miras al mundo allá abajo, pero es cuando vuelves cuando observas mejor, por otro lado, en lo único que piensas es en descansar y que lo lograste”.
Juan Diego Martínez Álvarez
Momias del Everest, una experiencia escalofriante
Así como pudo apreciar el paisaje y el camino, Diego también hace referencia a una experiencia escalofriante: encontrarse con los cadáveres de quienes en algún momento aspiraron llegar a la cima.
“Yo soñé con cuerpos durante dos semanas, después de haberlo hecho. Hay 150 cuerpos entre el campamento 4 y la cumbre, la gran mayoría están tapados de nieve, pero si los ves mucho ahí”.
Juan Diego Martínez Álvarez
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Según diversos historiadores hay más de 200 cadáveres repartidos en distintos puntos en las alturas del Everest. Algunos perdidos en grietas, otros cubiertos por la nieve y otros expuestos a la vista, que incluso, como relata Diego, son usados por los escaladores como mojones o marcas de referencia en su camino a la cima.
Se calcula que entre 1921 y 2019 casi 300 personas perecieron en el intento de alcanzar la cumbre. Lamentablemente, si los cuerpos quedan a una altura superior a los 6 mil 400 metros es prácticamente imposible rescatarlos, ya que un cadáver congelado puede llegar a pesar hasta 130 kilos por el hielo que se le adhiere, así que retirarlo o simplemente moverlo en un ambiente inhóspito puede convertirse en un riesgo mortal para quienes lo intenten.
El cambio climático ha hecho su parte para la aparición de nuevos cuerpos en las laderas. Cada vez son más los restos de montañistas, especialmente huesos, que emergen a la vista de los guías y escaladores por causa del derretimiento de la nieve.
“La nieve se derrite y los cuerpos salen a la superficie. Para nosotros, encontrar cuerpos se convirtió en la nueva normalidad”.
Rita Sherpa, que llegó a la cima del Everest unas 24 veces.
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Con información de Universidad Autónoma de Guadalajara, La Nación.