La “Casa de la brujas” está en una de las esquinas más famosas de uno de los barrios más representativos de la capital mexicana: el cruce de Río de Janeiro y Durango, en la colonia Roma.
Ícono de la Roma
Tiene una particular arquitectura, de estilo gótico, tiene paredes de un característico ladrillo color rojo y una torre en forma de pico (como el sombrero de una bruja) que se erige justo en la orilla. Fue diseñada en el año 1908 por el ingeniero británico R. A. Pigenon, a petición de Porfirio Díaz, con el objetivo de conmemorar el Centenario de la Independencia. Primero fue un hotel y luego se habitó como un complejo de condominios con cuatro departamentos de lujo donde habitaron embajadores y cónsules.
La leyenda de las brujas
Este espectacular edificio se convirtió en la “Casa de las brujas” gracias a la leyenda de Bárbara Guerrero, a quien se le conocía popularmente “Pachita”, una mujer que se cree habitaba en alguno de los cuartos de servicio del lugar. SObre Pachita se creía que era una chamana a la que solían visitar en este edificio empresarios, políticos, famosos y personas con dinero para pedirle trabajos como sanaciones con brebajes, hierbas, gallinas y más.
También se le atribuían rituales y la invocación de hechizos, fuerzas sobrenaturales y maleficios para ayudar a sus clientes. Según cuenta la leyenda, la popular chamana usaba un cuchillo para abrir a sus pacientes y quitarles algún dolor o sacarles tumores. Aunque los habitantes no reportan ningún evento paranormal, la gente cuenta que el espíritu de Pachita ronda la casa todavía para pagar su penitencia por todos los hechizos que hizo en vida.
¿Cómo surgió la leyenda? Esta zona de la colonia Roma solía estar rodeada de escuelas, por lo que había muchos niños alrededor de la casa. Ellos fueron quienes comenzaron a contar historias en las que relataban que de ese edificio siempre salían mujeres mayores y que era una propiedad en la que espantaban, pues se sentían energías pesadas y se escuchaban ruidos extraños.