El hallazgo fue realizado por los investigadores y miembros del Proyecto Templo Mayor, Miguel Báez y Tomás Cruz.
Traídas desde 300 km de distancia
Este martes 1 de marzo, el arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor (PTM) compartió en redes sociales el descubrimiento de una estrella de mar en los trabajos de excavación realizados en el Templo Mayor.
Nidorellia armata es el nombre científico de la estrella conocida como chispas de chocolate; especie que se encuentra en las partes más cálidas del Pacífico oriental, del Golfo de California hasta el noroeste de Perú y las Galápagos.
De acuerdo a López Luján “los mexicas las importaron desde costas que se encontraban a más de 300 km de distancia de la antigua Tenochtitlan”.
No es el primer ejemplar encontrado
Aunque fascinante, no es la primera vez que son hallados animales marinos en Templo Mayor. En el estudio llamado” Del océano al altiplano. Las estrellas marinas del Templo Mayor de Tenochtitlan” se relata la variedad de especies halladas entre 2007 y 2018.
“Tras cuatro décadas de trabajos, los miembros del Proyecto Templo Mayor (PTM) hemos exhumado decenas de miles de individuos, pertenecientes a cientos de especies faunísticas que se agrupan en seis filos diferentes: las esponjas, los celenterados, los equinodermos, los artrópodos, los moluscos y los cordados. Estos últimos están representados por las clases de los peces cartilaginosos, los peces óseos, los anfibios, los reptiles, las aves y los mamíferos”.
La historia de su descubrimiento se remonta a las placas de carbonato de calcio de varias formas halladas en depósitos debajo del monolito de Tlaltecuhtli. Su identificación se logró con la colaboración del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (ICML-UNAM).
“El análisis de las placas (arrojó) que trataba de endoesqueletos de estrellas de mar. Al respecto, vale la pena aclarar que las estrellas, al morir, entran a un rápido proceso de descomposición en el que pierden la piel y los tejidos orgánicos que conectan las placas que constituyen su esqueleto interno. Es por ello que, ya secas, se desintegran fácilmente y quedan reducidas a simples cúmulos de placas desarticuladas.”
Definir el papel de las estrellas en la cosmovisión indígena
La magnitud del hallazgo no se limita al estado de conservación o de poca degradación de las estrellas, sino porque se espera saber más sobre las implicaciones científicas y culturales que tenían estos animales marinos tenían en la cosmovisión indígena de México.
Entre los ejemplares encontrados se identificaron seis especies de estrellas en 13 de las 54 ofrendas excavadas en torno al monolito de la diosa Tlaltecuhtli. Cinco proceden de las costas del Pacífico: Luidia superba (esbelta, de tonalidades verdosas con manchas negras), Astropecten regalis (mediana, de color amarillo pálido o rojo encendido), Phataria unifascialis (esbelta, de color azul grisáceo, rosa pálido o morado), Nidorelia armata (robusta, de color café oscuro con áreas centrales blancas o amarillas) y Pentaceraster cumingi (mediana, de color rojo encendido o anaranjado).
Las seis especies pueden ser recolectadas fácilmente entre las olas a la orilla del mar o buceando a pulmón libre en inmersiones no mayores a 20 m de profundidad. Pero que aparezcan en el Templo Mayor, es algo parece inédito y despierta admiración por las costumbres de los antepasados.
Con información de MXCity.