En un giro sorprendente para el mundo culinario, Tacos El Califa de León, una modesta taquería ubicada en la Ribera de San Cosme en la Ciudad de México, ha sido galardonada con una estrella Michelin, convirtiéndose así en el primer puesto de tacos mexicanos en recibir este prestigioso reconocimiento de la guía francesa de restaurantes.
El chef Arturo Rivera Martínez, quien ha estado al frente de la parrilla durante más de dos décadas, continúa con la misma pasión y dedicación que lo ha caracterizado desde sus inicios. Sin embargo, el miércoles pasado, la rutina diaria de dorar carne adquirió un nuevo significado cuando representantes de Michelin se presentaron para otorgarle el codiciado reconocimiento.
En un espacio reducido de apenas 3 por 3 metros, el calor intenso de la parrilla es parte del ambiente que envuelve a este lugar. Mientras la carne se asa a la perfección, Rivera Martínez, fiel a sus raíces, se niega a ponerse la chaqueta blanca de chef que le ofrecen, prefiriendo permanecer entre el humo y el calor de la parrilla.
Sencillez en el menú
La taquería abre casi todos los días del año (con excepción solamente del jueves y viernes santo) de las 11:00 de la mañana a la 1:30 de la madrugada, y ofrece solo cuatro opciones en su menú y destaca por su sencillez y la calidad de sus ingredientes. Una tortilla, salsa verde y roja, y la carne perfectamente cocida son los elementos básicos que han conquistado el paladar de sus clientes durante décadas. Estos son los precios, que varían según el ingrediente:
- Bistec: 53 pesos
- Gaonera: 70 pesos
- Costilla y chuleta: 82 pesos
Una Estrella Michelin brilla en taquería El Califa de León
La tradición se mantiene viva en Taquería El Califa de León, donde la frescura de las tortillas, el menú y la esencia del restaurante permanecen inalterables a lo largo del tiempo. Mario Hernández Alonso, su propietario, guarda celosamente los secretos detrás de la calidad de su carne, manteniendo así el misterio que envuelve a este icónico lugar.
Aunque los tiempos han cambiado y la clientela fiel solía provenir del antiguo partido gobernante, el PRI, cuya sede se encuentra a unas cuantas cuadras de distancia, ahora las corrientes políticas han cambiado y las corbatas son una rareza en el lugar. Sin embargo, la esencia de El Califa de León permanece intacta.
A pesar de la competencia de una cadena de tacos que ha adoptado el mismo nombre y ha abierto numerosos restaurantes en vecindarios exclusivos, Hernández Alonso se mantiene firme en su enfoque tradicional. Aunque ha considerado incursionar en las redes sociales, deja esa decisión en manos de las generaciones más jóvenes de su familia.
“Si no está roto no lo arregles”
La pandemia de coronavirus trajo consigo cambios en la dinámica de los restaurantes en la Ciudad de México, permitiendo la apertura de áreas al aire libre para los comensales. Sin embargo, El Califa de León se enfrenta a la peculiaridad de no tener una acera despejada, ya que está abarrotada de vendedores ambulantes y maniquíes de plástico.
Ante la pregunta sobre la posibilidad de habilitar un espacio para asientos al aire libre, Hernández Alonso responde con sabiduría: “Si no está roto, no lo arregles”. Para él, la filosofía es simple: lo que está bien hecho no necesita cambios. Es una actitud que se refleja en cada detalle de la taquería, desde la calidad de la comida hasta la atmósfera auténtica que ofrece a sus clientes.
Dice el dicho y dice bien: para qué mejoras o cambios; lo que está bien hecho no hay que componer nada”, dijo, señalando a los vendedores ambulantes. “Eso es lo que Dios manda y hay que acomodarse a ello”.
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Con información de Proceso.