“El Niño” como era conocido, falleció el pasado 10 de mayo a los 88 años. Su trabajo en el fotoperiodismo es considerado una obra de arte.
Humanizar la muerte
Enrique Metinides, nacido en 1934 en la Ciudad de México, comenzó su carrera como fotógrafo a los 8 años con una cámara de medio formato obsequio de su padre, de ahí su apodo de “El Niño”. Su vocación se consolidó en el momento en que dejó los juegos para capturar la esencia del caos cotidiano. Su inspiración la tomaba de las películas de gangsters, de las cuales era aficionado.
En una de sus aventuras se encontró en el momento y lugar adecuados para conocer a Antonio Velázquez, fotógrafo de La Prensa.
“Llegó un taxi y se baja un fotógrafo y yo me le quedé viendo y él me veía que tomaba fotos. Era Antonio Velázquez, que en ese momento trabajaba para La Prensa; me djio: ¿Por qué estás tomando fotos?, le digo: Las colecciono, me dan ganas de tomar fotos… ¡ah! dijo, vénme a ver al periódico y tráeme tus fotos para verlas. Al día siguiente las vio y me preguntó si quería ir a trabajar con él. ‘No te voy a pagar nada, nomás para que aprendas, pide permiso en tu casa’, dijo. Nunca pedí permiso, pero me iba con él todas las mañanas a Lecumberri, a la Penitenciaría, al Forense, a la Jefatura de Policía, a la Procuraduría, a los Bomberos y a la Cruz Roja”.
Metinides es considerado pionero en la nota roja y quién reivindicó esta categoría para ser apreciada más allá del morbo y el amarillismo. Con su lente logró captar el lado humano de las víctimas de sucesos trágicos o criminales.
Una de sus fotografías más icónicas es la tomada a la periodista Adela Legarreta Rivas, el 2 de abril de 1979, en el momento en que su cuerpo sin vida quedó expuesto en plena vía pública tras sufrir un mortal accidente.
“Tenía un estilo muy particular, era una persona muy seria, con una capacidad enorme de ver la tragedia desde otra mirada. Aplicaba encuadres muy rigurosos en escenas violentas. Aun en medio del caos, siempre supo controlar sus disparos”.
Pedro Valtierra, fotoperiodista y fundador de la agencia Cuartoscuro.
Su pasión le cobró factura: sobrevivió 19 accidentes graves, se rompió siete costillas, fue atropellado dos veces y sufrió un infarto.
El reconocimiento, sin embargo, vino cuando decidió retirarse tras 50 años de trabajo foto-periodístico. Su obra fue publicada en recopilaciones y catálogos. Expuso en Nueva York, Berlín, Madrid, Zúrich, San Francisco, Arlés, Helsinki, París, entre otras ciudades que se maravillaron con su arte.
Para conocer más sobre de su legado visual y trayectoria te invitamos a ver el documental “El hombre que vio demasiado” realizado por la cineasta Trisha Ziff.
Con información de El País.