El Centro Urbano Presidente Alemán, conocido como “multifamiliar CUPA”, se inauguró en 1949 y sigue siendo uno los conjuntos habitacionales más completos e impresionantes del país. Aquí te contamos su historia.
El simbólico Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA), el primer conjunto habitacional en su tipo en México y Latinoamérica, fue inaugurado en septiembre de 1949. En el documental promocional de la nueva obra, titulado “Nace una ciudad”, se hablaba de “un pequeño mundo futurista en una nueva ciudad burocrática, gallarda y magnífica” donde “los sueños también pueden volverse realidad amable”. Y esos “sueños” comenzaron a construirse en 1947 en la avenida Coyoacán, de la colonia Del Valle, al sur de la Ciudad de México, diseñados por el arquitecto Mario Pani y a manos de la empresa ICA (Ingenieros Civiles Asociados), bajo la dirección de Bernardo Quintana Arrioja.
Carlos Monsiváis aseguraba que “los multifamiliares son la utopía moderna del México sin vecindades”. Y el CUPA lo tendría todo para dar ese paso a la modernidad: Mario Pani se basó en el modelo funcionalista de la “Ciudad radiante” (Ville Radieuse) del consagrado arquitecto franco-suizo Charles-Édouard Jeanneret-Gris, conocido como Le Corbusier, y el CUPA sería el primer multifamiliar del país que tendría toda la infraestructura y servicios para más de mil departamentos distribuidos en 12 edificios. Se construyó en dos años y se erigió “con minuciosos estudios de instalaciones, cimbras, estructuras y materiales como tabique de barro recocido y bloques con alma de tepezil”, como describe la revista Arquine.
“El proyecto de vivienda, construido por ICA, fue el primero que incluyó jardines, establecimiento de locales para comercios, lavandería, guardería infantil, dispensario médico, auditorio, salas de cine y alberca. La ruta crítica de la obra abarcó 24 meses a partir del 1 de septiembre de 1947, día en que iniciaron los trabajos”.
“Al interior del CUPA“, revista Arquine
Con la construcción del multifamiliar CUPA, la capital del país avanzaba a modernización, pasaba de lo rural a lo urbano y diseñaba una nueva forma de habitar. La campaña de promoción presidencial la llamó “Una proposición en concreto”, llamando a un cambio de paradigma donde las unidades habitacionales resolvían los problemas de las viviendas familiar y las proveían de múltiples servicios con innovación estructural y la esperanza de mejorar la calidad de vida hacia una con mayores comodidades. A lo largo de su existencia, este icónico escenario de la ciudad ha llegado al mundo cinematográfico, en películas como González: falsos profetas, La ilusión viaja en tren, Y tu mamá también, entre otras.
“Por supuesto, estos nuevos conjuntos habitacionales muy pronto fueron incorporados a las tramas cinematográficas. Se abandonaba la provincia para descubrir los matices de una ciudad en constante ebullición, y el cine retrató ese crecimiento urbano y ese cambio de actitud. Era el tiempo de comprar en Sears Roebuck, de ingresar a ese régimen moderno de pagos a plazos y acceder a las ventajas de los aparatos electrodomésticos, uno de los tópicos de Los Fernández de Peralvillo (1953) de Alejandro Galindo”.
“Las vecindades también existen”, José Félix Zavala
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