El pasado 18 de abril falleció a los 101 años el sociólogo, abogado, historiador e investigador Pablo González Casanova, cuya vida y obras dejaron un enorme legado para el país. Te compartimos los momentos que lo convirtieron en uno de los intelectuales de izquierda más prestigiosos de México.
Pablo González Casanova nació en Toluca, Estado de México, el 11 de febrero de 1922. Es recordado por su labor como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y por ser un intelectual de izquierda congruente y humanista, identificado con las causas sociales, como el movimiento zapatista. En 2003, fue condecorado por la Unesco con el Premio Internacional José Martí por su labor para defender la identidad de los pueblos indígenas de América Latina.
González Casanova era abogado por la UNAM, con maestría en Ciencias Históricas en el Colegio de México y doctorado en Sociología por la universidad de La Sorbona de París. Fue profesor de la de la Universidad de Cambridge y de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y, durante su trayectoria académica, siempre mostró su sensibilidad, conocimiento e interés por los problemas sociales de México.
Estos son algunos de los momentos clave en la trayectoria de este destacado personaje de la historia contemporánea de México:
González Casanova consideraba que la influencia del pensamiento revolucionario cubano era fundamental para comprender las problemáticas sociales de América Latina. Tras conocer la noticia de su fallecimiento, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel lo llamó el “gran intelectual revolucionario latinoamericano” y el Granma también lo recordó como “el gran amigo de Cuba”.
En 1960, tras el triunfo de la Revolución cubana, Pablo González Casanova llegó de visita a la isla junto con Fernando Benítez y Carlos Fuentes, y de ese momento en adelante siempre fue un gran defensor de esta nación. Se identificaba de tal manera con el filósofo y político José Martí, que en 2003 el gobierno cubano le otorgó la Orden José Martí, que es la máxima condecoración que Cuba le otorga a un ciudadano extranjero.
Aunque su rectoría duró poco (1970-1972), fue el periodo en que se crearon los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) y el Sistema de Universidad Abierta (SUA). Por su labor, Juan Villoro asegura que González Casanova es el único rector de la izquierda que ha tenido la Máxima Casa de Estudios.
En mayo de 1970 asumió la rectoría de la UNAM, con una visión transformadora llamado “la Nueva Universidad”, la cual “no era una reforma menor de la Universidad, tenía una indiscutible trascendencia cultural, ideológica, social y política para la educación y para el país”, destaca La Jornada en el artículo “Pablo González Casanova: 101 años de amor y lucha (1922-2023)”.
Pero sus reformas finalmente lo confrontaron con el sistema y, para diciembre de 1972, el recién creado Sindicato de Trabajadores de la UNAM, dirigido por Evaristo Pérez Arreola, causó la agitación interna que llevó a la renuncia de González Casanova. Según relata el historiador Enrique Krauze, la labor del entonces rector “se vio trastocada por la aparición –innecesariamente violenta– del sindicalismo universitario, y por el asalto de dos truhanes armados que, haciéndose pasar por militantes de izquierda, ocuparon las instalaciones de la rectoría”.
Entre sus grandes obras, destaca el libro “La democracia en México” (publicado en 1965, tres años antes del movimiento estudiantil del 68, el cual es considerado una de las obras más trascendentes y disruptivas del país) y “Sociología de la explotación”, los cuales se han convertido en un referente de estudio para los universitarios.
En la esquela que la Máxima Casa de Estudios publicó tras su muerte, la institución lo reconoce como un gran “impulsor de la democracia en México, baluarte del pensamiento crítico y siempre comprometido con las causas sociales”.
En la década de los ochenta, Pablo González Casanova fundó el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, del cual era director en 1999, año en que decidió renunciar también a dicho cargo, a manera de protesta por la intervención de la Policía Federal Preventiva contra el movimiento universitario. El historiador y sociólogo exigió públicamente la liberación de los presos y criticó la represión y el uso de la violencia en los conflictos sociales.
González Casanova apoyaba públicamente al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y afirmaba que fue la primera Revolución del siglo XXI, además de ser un movimiento que permitía a los pueblos indígenas tener “democracia y paz para lograr sus objetivos de libertad, justicia y dignidad”. En 2018, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena del EZLN, a través del comandante Tacho, nombró al académico como el “comandante Pablo Contreras”, cuando este tenía 96 años. El comandante Tacho aseguraba que el intelectual “había luchado por la vida en los pueblos, sin venderse ni corromperse”.
“El proyecto de los Caracoles (EZLN) es un proyecto de pueblos-gobierno que se articulan entre sí y que buscan imponer caminos de paz, en todo lo que se pueda, sin desarmar moral o materialmente a los pueblos-gobierno, menos en momentos y regiones donde los órganos represivos del Estado y las oligarquías locales, con sus variados sistemas de cooptación y de represión están siguiendo las pautas cada vez más agresivas”, escribió el González Casanova sobre el EZLN.
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Con información de El Universal, SDP Noticias y La Jornada
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