México, tierra rica en cultura e historia, ha sido cuna de figuras enigmáticas que desafían los límites de lo paranormal. Entre ellas, destaca Pachita, una chamana cuya vida se sumerge en el misterio y cuyos conocimientos y habilidades han dejado una huella imborrable en la misticidad del país.
La vida de Pachita: más allá de lo convencional
De acuerdo con el científico Jacobo Grinberg, Pachita, cuyo nombre real era Bárbara Guerrero, nació en 1900 en Parral, Chihuahua. Abandonada por sus padres, fue criada por un afrodescendiente llamado Charles, quien le transmitió conocimientos sobre la observación de las estrellas y técnicas de sanación. Posteriormente, se unió a las filas del revolucionario Francisco Villa, donde luchó y experimentó la dureza de la vida.
Sumida en la pobreza, Pachita también desempeñó roles como cabaretera, vendedora de billetes de lotería y cantante en transportes públicos. Estas experiencias, según Grinberg, forjaron un carácter sabio en Pachita, proporcionándole una comprensión profunda de la realidad.
Cirugías y curas milagrosas
La fama de Pachita alcanzó su punto álgido en la década de 1970, cuando su consultorio en la enigmática Casa de las Brujas de la colonia Roma se convirtió en lugar de peregrinación para personas de todas las clases sociales. Allí, Pachita realizaba cirugías milagrosas, abriendo a los pacientes con un cuchillo viejo, extrayendo órganos dañados y reemplazándolos con otros materializados a través de portentos. Al final, cerraba las heridas simplemente con sus manos, dejando ninguna evidencia del procedimiento quirúrgico.
Según Grinberg, Pachita era capaz de materializar y desmaterializar objetos, órganos y tejidos durante las operaciones. Este manejo de las estructuras orgánicas le permitía realizar trasplantes de órganos, curaciones y diagnósticos a distancia con una precisión colosal.
La relación con Cuauhtémoc y el origen de su don
Pachita afirmaba que su cuerpo era poseído por el espíritu de Cuauhtémoc, a quien llamaba “Hermanito”. Grinberg, a través de su teoría sintérgica, sugería que individuos excepcionales como Pachita tenían acceso a la “laticce”, una estructura que consideraba como una matriz energética hipercompleja.
Esta teoría plantea que estos chamanes, al tener acceso directo al campo de información a través de un complejo trabajo neurológico, eran capaces de modificar la realidad sensible. Pachita, fusionada con la realidad plena, actuaba desde las leyes de ese nivel, donde la individualidad se disolvía.
Testimonios de primera mano
Investigadores como Alejandro Jodorowsky y Salvador Freixedo fueron testigos de los portentos de la chamana. Jodorowsky, en su libro “La danza de la realidad”, relata su propia experiencia siendo operado por Pachita.
“Yo padecí, aparte del olor a sangre y de la horrorosa visión de la víscera granate, el dolor más grande que había sentido en mi vida. Chillé sin pudor. Dio el último tirón. Me mostró un pedazo de materia que parecía moverse como un sapo, lo hizo envolver en papel negro, me colocó el hígado en su sitio, me pasó las manos por el vientre cerrando la herida y al momento desapareció el dolor. Si fue prestidigitación, la ilusión era perfecta”, dijo Jodorowsky.
Freixedo, por su parte, describe cómo vio a Pachita materializar un pedazo de carne entre sus dedos durante una operación.
“Yo estaba mirando la mano en alto de Pachita, totalmente ignorante de lo que iba a suceder. Repentinamente, vi aparecer entre sus dedos un pedazo de carne rojiza. Ella ni lo miro, sencillamente lo tiró en el gran hueco que había abierto en el enfermo en la parte inferior de la espalda. No se tomó ni la molestia de colocarlo”, detalló Freixedo.
El legado y la muerte de Pachita
Pachita falleció el 29 de abril de 1979 en la Ciudad de México. Su legado sigue siendo objeto de estudio y debate entre aquellos que exploran los límites de lo paranormal. Grinberg, quien inicialmente mantenía escepticismo sobre la relación entre la chamana y Cuauhtémoc, encontró en esta experiencia una lección sobre la unidad de la existencia y la preservación de la individualidad después de la muerte.
La vida de Pachita, la cirujana mística, sigue siendo un enigma que despierta la curiosidad de quienes buscan comprender las profundidades del misticismo y la espiritualidad en México. Su capacidad para desafiar las leyes de la realidad y realizar portentos la ha convertido en una figura legendaria que trasciende el tiempo.
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Con información de México Desconocido.