“Vapeo”, la moda entre los jóvenes que hace más daño que el tabaco

vapeo

El “vapeo” se ha popularizado entre los más jóvenes, quienes suelen pensar que no hace tanto daño como el cigarro común, pero están totalmente equivocados, ya que vapear equivale a fumar 60 cigarros a la vez.

No son una opción para dejar de fumar

Aunque los vapeadores y los cigarros electrónicos se popularizaron como supuestas opciones para dejar de consumir tabaco y se han puesto de moda entre los adolescentes y jóvenes, quienes suelen utilizarlos como una alternativa más “moderna” al cigarro convencional, pero en realidad el daño que causan en el organismo de quienes los utilizan es mucho mayor, ya que contienen una cantidad de nicotina mucho más elevada. Así lo explica Guadalupe Ponciano Rodríguez, directora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la Facultad de Medicina y fundadora de la Clínica Contra el Tabaquismo de la UNAM:

“En un cigarro tradicional hay cerca de un miligramo de nicotina por pieza, los pods o cápsulas de esos implementos que usan tabaco laminado pueden llegar a tener hasta 60 miligramos: es como si fumaras 60 cigarros de una vez. Hemos visto que la nicotina actúa a nivel del músculo cardiaco, venas y arterias por lo que puede agravar padecimientos como la aterosclerosis”, señaló la especialista en una entrevista publicada por la Gaceta UNAM.

¿Cómo funciona el “vapeo”?

Los dispositivos utilizados para el “vapeo” (o también conocidos como Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina o SEAN) funcionan con una batería o se conectan a la corriente eléctrica. De esta forma, estos aparatos calientan y vaporizan una solución líquida que se inhala, tal como se hace con un cigarro. Pero los ingredientes que contiene esta solución son sumamente dañinos para la salud, ya que son componentes químicos que se están introduciendo al organismo y que generalmente son una combinación de sustancias como propilenglicol, etilenglicol y glicerina, componentes muy tóxicos que suelen “disfrazarse” con productos de sabores y colores llamativos.

“Los saborizantes que se utilizan para que se aprecie menos el sabor del tabaco y sepa a durazno, mango, u otros sabores exóticos, hacen que los adolescentes no tengan una percepción adecuada del riesgo, y algunos colorantes por ejemplo los rojos, pueden llegar a producir cáncer, además que todo esto le llama mucho la atención a los jóvenes, lo que los induce muy rápido a la adicción”, explica la doctora Ponciano.

Estas sustancias pueden ocasionar adicción por sus efectos estimulantes, además de dependencia psicológica, graves afectaciones al sistema respiratorio o riesgos físicos por utilizar los aparatos, ya que hay casos en los que ha explotado la batería, ocasionando fracturas de mandíbula y mutilaciones en los dedos. Además, el riesgo incrementa cuando se añaden elementos oleosos en los vaporizadores, tales como aceite de Cannabis, “porque el cuerpo no tiene ningún mecanismo de defensa para expulsar las microgotas aceitosas que entran al tracto respiratorio, lo que ocasiona un tipo muy particular de neumonía grasa que se queda atrapada en los alveolos, bronquiolos y bronquios”.

Ante ello, la experta hizo un llamado a los jóvenes para que se informen sobre estos aparatos y conozcan realmente el daño que ocasionan: “si sabemos que causan daño, no tiene caso esperarse a que pasen 20 años para ver las consecuencias, porque implica que mueran muchas personas”, termina la especialista.

Con información de Gaceta UNAM

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