América se ha consolidado como el epicentro mundial de los mercados ilegales, con los rangos de criminalidad de Colombia y México catalogados como los peores del hemisferio occidental. La Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional (GI-TOC), una entidad independiente de la sociedad civil con sede en Suiza y presencia en todo el mundo, elaboró este Índice Internacional de Delincuencia, revelando cifras alarmantes y tendencias preocupantes.
Según el informe, la región que comprende México y Centroamérica se destacó por “el nivel más alto de criminalidad”, seguida por Suramérica y “se posicionó en tercer lugar a nivel global para los delitos contra la flora y la fauna”. El estudio, que se basó en datos de 2022, muestra una situación alarmante en la región.
Colombia ocupa el segundo lugar a nivel mundial en cuanto a criminalidad, con una tasa de 7.75, seguido de cerca por México, con una tasa de 7.57. Estos dos países solo son superados por Myanmar, en el sudeste de Asia, que tiene una tasa de 8.15. México también lidera en criminalidad en comparación con Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Honduras, Belice, Guatemala y El Salvador, y se posiciona en segundo lugar entre los 35 países americanos.
Este informe de la GI-TOC resalta que América se ha convertido en el centro mundial para una variedad de mercados criminales. En particular, las regiones del continente americano figuran consistentemente entre las tres primeras posiciones a nivel global en 11 de los 15 mercados criminales que mide el Índice.
Por ejemplo, los grupos de tipo mafioso ejercen una influencia más fuerte sobre los mercados criminales en América que en cualquier otro continente, principalmente en forma de cárteles del narcotráfico.
Sudamérica, por su parte, se ubica en el segundo lugar en delitos contra recursos no renovables, como la extracción ilegal de oro y otros minerales, así como el tráfico de petróleo y combustibles derivados.
Los países de la región también se enfrentan a la protección de mafias por parte de grupos de poder económico y político, lo que complica aún más la lucha contra la criminalidad y el crimen organizado. La desigualdad socioeconómica y política que persiste en la región se señala como una raíz de la crisis, erosionando los pilares fundamentales de un Estado de Derecho y permitiendo que los ciudadanos manipulen la ley en beneficio de los más poderosos.
El informe destaca que el narcotráfico, el tráfico de drogas, el tráfico de armas y la trata de personas son amenazas clave en la región. Además, la región sufre la depredación del medio ambiente, con deforestación, quemas de áreas naturales y ampliación de cultivos ilegales de hoja de coca, materia prima de la cocaína. Esto tiene un impacto significativo en el medio ambiente y la seguridad regional.
América se encuentra inmersa en una profunda crisis que la ha catapultado a la posición de ser el continente más peligroso del mundo y un epicentro para el crimen organizado, según expertos en la región. Esta realidad, que se ha mantenido a lo largo de las dos últimas décadas, es el resultado de una compleja combinación de desigualdad socioeconómica, narcotráfico desenfrenado y la influencia de grupos de poder económico y político.
Franco Gamboa, sociólogo, politólogo y relacionista internacional boliviano, catedrático para Bolivia del programa Fulbright, advierte que “las mafias están protegidas por grupos de poder económico y político”. Esta protección a las mafias ha llevado a una escalada de la criminalidad en la región.
Las estadísticas revelan que América se ha convertido en un escenario propicio para el crimen organizado. La desigualdad en la distribución de la riqueza y el poder en la región ha debilitado los fundamentos de cualquier Estado de Derecho. Gamboa señala que esta desigualdad ha llevado a sociedades fragmentadas y balcanizadas, donde muchos ciudadanos manipulan la ley en favor de los más poderosos y abusan de privilegios.
Gustavo Mata, abogado costarricense y exministro de Seguridad Pública de Costa Rica, agrega un componente importante: el consumo de drogas. América se encuentra en una posición estratégica al ser el mayor consumidor mundial de drogas, al tiempo que cultiva y exporta grandes cantidades de cocaína y marihuana. Esto crea una “tormenta perfecta” que afecta a todos los países de la región.
El crimen organizado se manifiesta de múltiples formas, desde el narcotráfico hasta la minería ilegal y la deforestación para abrir pistas clandestinas de avionetas que transportan cocaína a México y otros países. Mata advierte que no ve una pronta solución a estos problemas y predice un empeoramiento de la situación en los próximos años.
El abogado y diplomático boliviano Jaime Aparicio, exembajador de Bolivia en la Organización de Estados Americanos (OEA), destaca la grave depredación del medio ambiente en la región, incluyendo la deforestación y quemas provocadas para expandir cultivos ilegales de hoja de coca, la materia prima de la cocaína. México, Ecuador, Colombia y Centroamérica figuran entre las regiones con los mayores índices de criminalidad del mundo, y Aparicio señala que los países aún no están prestando la atención necesaria a este problema.
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Con información de El Universal.
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