‘San Fernando: última parada’, relato del terror de los migrantes en México

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El nuevo libro de la periodista mexicana Marcela Turati, San Fernando: última parada, desvela uno de los rostros más terroríficos de nuestro país: la violencia y la crueldad que se ejerce contra migrantes centroamericanos.

San Fernando, Tamaulipas: zona de terror

San Fernando: última parada, nuevo libro de Marcela Turati, recopila la historia de uno de los lugares más tenebrosos y desoladores que hayan sido testigos de la violencia ejercida por el crimen organizado contra los grupos de migrantes que transitan por el territorio nacional: San Fernando, Tamaulipas. Este libro de la periodista mexicana se basa en cientos de entrevistas realizadas a lo largo de más de diez años y consultas de expedientes judiciales, además de viajes a San Fernando y a los lugares de origen de las víctimas.

En este lugar, además del asesinato a sangre fría de 72 migrantes del año 2010, un año después, en 2011 fueron encontradas otras 193 personas en fosas que “encarnan el carácter masivo de la violencia, lo sistemático, la sinrazón”. En San Fernando, Tamaulipas, quienes mandan son los Zetas, grupo fundado por exmilitares, y quienes pagan las consecuencias de su guerra contra el Cártel del Golfo son todos son los civiles que se les “crucen” en el camino, sin importar si son mexicanos o extranjeros.

“Ellos se sentían los dueños. Habían asesinado a 72 migrantes el año anterior y no había pasado nada. Tenían el municipio y los alrededores como una cárcel. Ellos eran los carceleros”, advierte la autora.

Secuestro, muerte y reclutamiento forzado en completa impunidad

Como relata Turati, en San Fernando, Tamaulipas, los Zetas secuestraban, torturaban, mataban y arrojaban los cuerpos en agujeros sin ninguna autoridad que se cruzara en su camino para impedirlo ni se esforzaran por identificar el nombre y la nacionalidad de los cientos de víctimas de este ‘modus operandi’ para por lo menos poder avisar a sus familias sobre el paradero de sus restos. En una entrevista a Tomás Gloria, el entonces alcalde de la demarcación, asegura que “nunca vio nada”.

“Es la impunidad, sabían que nadie les iba a hacer nada. Y la paranoia de la guerra, el odio por el grupo rival. Estaban en la locura de la guerra, ya no veían. Todo lo que pasaba, todo, es como si los demás fueran extras de su película.

Solo podían ver al otro grupo y todo tenía que ver con su lógica, todos son contrarios, todo el bus que pasa lleva a los contras. Cualquier persona es sospechosa, reclutable. Para su mirada, todo era mercancía, todo se ve con la mirada de la guerra”, añade.

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Con información de El País

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