En 2010, cinco militares asesinaron a balazos a dos alumnos del Tec de Monterrey y finalmente han sido sentenciados a 90 años de prisión por el crimen.
Trece años sin sentencia
El juez José Reynoso Castillo, de Monterrey, sentenció a una condena de 90 años de prisión a los cinco elementos del Ejército mexicano que asesinaron a balazos a los estudiantes del Tecnológico de Monterrey, Jorge Mercado y Javier Arredondo, el 19 de marzo de 2010. El sexto elemento de las Fuerzas Armadas que participó en los hechos continúa en calidad de desaparecido.
Tras darse a conocer la resolución del juez, la madre de Jorge, la señora Rosa Elvia Mercado, expresó su emoción por la condena, luego de 13 años de esperar que los culpables del homicidio de su hijo fueran sentenciados. Asimismo, agradeció a quienes la apoyaron en la lucha por la justicia, principalmente a los miembros del colectivo “Todos somos Jorge y Javier”, quienes se mantuvieron a contracorriente contra las trabas de las autoridades y del Ejército.
“Ha sido un camino muy difícil y esto no termina aquí, con esta sentencia, no podemos decir que ya terminó”, señaló Mercado, quien explicó que existen otras carpetas sin judicializar por delitos como abuso de autoridad, exceso en el uso de la fuerza y robo de identidad.
“Armados hasta los dientes”, la triste frase célebre del caso
Un representante del colectivo “Todos somos Jorge y Javier” leyó un comunicado donde se reitera que fue el Estado el que asesinó extrajudicialmente a los dos estudiantes, “a manos de militares que les robaron sus pertenencias, mochilas e identificaciones, se les llamó sicarios durante dos días, y en la prensa y en las redes sociales”. Señalaron que las autoridades celebraban “por ganar terreno contra el narcotráfico”, un festejo que duró hasta que los familiares identificaron a los jóvenes en el Servicio Médico Forense (Semefo).
“Iban armados hasta los dientes, aseguraron medios de comunicación y sostuvieron las autoridades del Tec de Monterrey. Fue con estas aseveraciones de los medios, que brindaron una falsa paz en el país, posicionando al ejército frente al crimen organizado, como un enfrentamiento entre buenos y malos. Esa noche los buenos habían matado a los malos, podíamos dormir tranquilos”.
Cuando finalmente se descubrió que los cuerpos eran de los dos jóvenes estudiantes, “el país tenía que saberlo, pero no es fácil para las víctimas cuando el que asesina es el Estado”, señala el comunicado, donde se destacó la lucha de los padres de los estudiantes para limpiar sus nombres y para, además, buscar que el sistema de justicia y el gobierno mexicano garanticen la no repetición.
“No fue una bala perdida en un enfrentamiento entre el Ejército y el crimen organizado, Jorge y Javier, recibieron disparos a corta distancia y golpes en la cara y en el cuerpo hasta quitarles la vida. Además les quitaron las mochilas y les sembraron armas para hacerlos pasar por sicarios”.
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Con información de El Universal
