Por Jorge de Luna
Twitter: @JorgedeLuna
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México y Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, tienen poco en común.
El primero es de izquierda e inició su gobierno el 1 de diciembre de 2018, después de contender por tercera ocasión a la presidencia y el segundo, de extrema derecha, después de la dictadura militar, tomó las riendas de Brasil el 1 de enero de 2018.
Ambos mandatarios han centrado sus mandatos en combatir la corrupción endémica y es , sin duda, uno de los problemas más importantes que aquejan a ambos países.
“Es un fenómeno que debilita al Estado de derecho y que daña la certeza que se puede tener en los negocios. Sin embargo, y contrario a lo que se piensa, no se trata de una cuestión cultural, sino más bien con el cumplimiento de las leyes”, aseguró Deloitte, compañía de análisis y gestión de riesgo.
El presidente mexicano desde el primer día de gobierno frenó la maquinaria de la “opulencia” de su antecesor, el priista Enrique Peña Nieto e instauró la “austeridad republicana, “amarrándose” el cinturón y recortar a todo el gabinete presidencial el presupuesto, a cancelar la construcción del aeropuerto, lo que ocasionó la desconfianza de inversión y el desplome económico, para entrar en el 2020 con el -1% de crecimiento.
En una investigación realizada por Al Jazzera, medio de comunicación árabe que tomó prestigio luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, difundió que ambos presidentes se pelean el liderazgo de América Latina.
En dicha investigación, difundieron que mientras que la administración de derecha del presidente Jair Bolsonaro, prometió reducir el gasto público y recortar la deuda de Brasil, sin embargo, abrió la llave y gastó miles de millones en beneficios por desempleo.
Por su parte, en México, el gobierno de izquierda del presidente Andrés Manuel López Obrador, prometió abordar la pobreza con programas de gasto estatal y aplicar un férreo control sobre sus bolsillos.
El impacto económico, señala Al Jazeera, a corto plazo de esta divergencia fiscal se reflejó en los datos. Mientras que la economía de Brasil se contrajo en un récord de 9.7% en el segundo trimestre, la de México se hundió en un asombroso 17.1%.
Citando datos del Fondo Monetario Internacional, el banco fijó el esfuerzo fiscal de Brasil en un enorme 6.5% del PIB, empequeñeciendo el gasto de México, equivalente a solo el 0.7% del PIB.
El impacto económico a corto plazo de esta divergencia fiscal se reflejó en los datos. Mientras que la economía de Brasil se contrajo en un récord de 9.7% en el segundo trimestre, la de México se hundió en un asombroso 17.1%.
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