La lucha por la supervivencia después del desgarrador impacto del huracán ‘Otis’ mientras la respuesta gubernamental despierta polémica
La costa de Guerrero, con Acapulco como su emblemático epicentro, se enfrenta a una tragedia sin igual tras la embestida del devastador huracán ‘Otis’. Con un saldo de casi 50 vidas perdidas y pérdidas materiales que se estiman en más de 15 mil millones de dólares, la región se halla en medio de una catástrofe que desafía toda descripción. ‘Otis’ tocó tierra en la madrugada del 24 de octubre, y su paso ha dejado una estela de destrucción inimaginable.
El huracán ‘Otis’ ha dejado a más de un millón de personas afectadas, muchas de las cuales han perdido sus hogares en su totalidad o enfrentan daños significativos en sus propiedades. La magnitud de la tragedia es asombrosa, con alrededor de 273,844 viviendas afectadas. El sector hotelero, esencial para la economía local, se encuentra en un estado lamentable, con aproximadamente el 80% de las instalaciones reportando daños de diversas magnitudes.
Además de los estragos en la infraestructura y la propiedad, ‘Otis’ ha sumido a la región en una crisis humanitaria debido a la falta de alimentos, agua, electricidad y comunicaciones. El desastre se refleja en los más de 10,000 postes eléctricos derribados, lo que ha llevado a la desconexión de 37 líneas de transmisión eléctrica, 26 subestaciones eléctricas y una central de generación. La mayoría de la región se encuentra en la oscuridad, lo que ha generado una nueva capa de desafíos para la población afectada.
Respuesta gubernamental y polémica
La respuesta gubernamental a esta tragedia ha generado controversia y fuertes críticas. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, emitió una declaración que ha indignado a muchos: “No nos fue tan mal”, pronunciada en medio de la devastación y la crisis humanitaria en Acapulco y la costa de Guerrero. Este comentario ha sido considerado insensible y poco apropiado, dadas las circunstancias.
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, también ha sido objeto de críticas por expresar su apoyo mediante “porras” al presidente López Obrador en las redes sociales en lugar de centrarse en la respuesta a la crisis en su estado. Además, ha habido informes de que en las áreas devastadas por el huracán, los autos con sistemas de perifoneo con la voz del presidente llegaron antes que los suministros de agua y alimentos.
La situación se ha agravado por la falta de atención por parte de las autoridades locales, estatales y federales hacia las más de un millón de personas damnificadas. Hasta seis días después del impacto del huracán ‘Otis’, estas personas aún no han recibido la ayuda necesaria.
Alejandro Martínez Sidney, presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios Turísticos (Canaco-Servitur), ha condenado la ineficiencia de los tres niveles de gobierno para enfrentar las consecuencias del huracán en Acapulco. Martínez Sidney informó sobre la trágica pérdida de al menos veinte personas a bordo del reconocido yate de recreo “Aca Rey”, que fue hundido por ‘Otis’. Además, se reporta que 37 personas siguen desaparecidas.
La magnitud de la devastación
La magnitud de la devastación es abrumadora. La infraestructura en Acapulco ha quedado prácticamente deshecha. Las carreteras están bloqueadas por escombros y la falta de energía eléctrica ha dejado a la mayoría de la región en la oscuridad. Los hospitales y clínicas locales han sufrido daños considerables, lo que agrava aún más la crisis humanitaria.
El sector turístico, vital para la economía de la región, se ha visto gravemente afectado. Se estima que alrededor del 80% de los hoteles en Acapulco han sufrido daños de diversa magnitud. La restauración de esta industria será un desafío significativo en medio de la devastación generalizada.
Fuerzas Armadas asumen “control” del reparto de ayuda
La devastación causada por el huracán “Otis” en Acapulco y la costa de Guerrero ha desatado una controversia que se cierne sobre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. La magnitud de la tragedia y la aparente falta de coordinación de los sistemas de Protección Civil han generado una respuesta inusual, casi inexistente, por parte del gobierno federal.
En medio de la crisis humanitaria que enfrenta la región, el presidente López Obrador ha emitido una orden que otorga al Ejército, la Guardia Nacional y la Marina el control exclusivo del reparto de ayuda humanitaria a los afectados por el huracán “Otis”. Esta medida, aunque presenta el objetivo de una distribución más organizada de los recursos vitales, ha generado preocupación en torno a la autoridad y la constitucionalidad de tal acción.
La orden también instruye a las fuerzas armadas a detener, inspeccionar y, si es necesario, requisar todo tipo de víveres y apoyos que los ciudadanos intenten llevar por su cuenta a Acapulco. Si bien esta medida puede tener como objetivo evitar la duplicación de esfuerzos y garantizar una distribución equitativa, ha generado un debate en torno a las implicaciones de tal acción para las libertades civiles y la independencia de la sociedad civil.
Un enfoque coordinado para la recuperación
Este trágico episodio subraya la importancia de una respuesta gubernamental efectiva en momentos de desastres naturales. La magnitud de la devastación resalta la necesidad de una acción coordinada para proteger y asistir a las comunidades afectadas en tiempos de crisis. Mientras la región trabaja en su recuperación, el debate sobre la respuesta gubernamental y la atención a las víctimas continúa.
La magnitud de esta catástrofe no puede ser subestimada. A medida que las personas luchan por sobrevivir en medio de la devastación, queda claro que se requerirá un esfuerzo monumental para reconstruir la región y ayudar a aquellos que han perdido todo.