59.1 por ciento del agua superficial está contaminada: Conagua

Agua en México: la urgente necesidad de enfrentar la crisis de contaminación y escasez

La situación del agua en México ha alcanzado niveles críticos, y los últimos datos proporcionados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) no hacen más que confirmar esta preocupante realidad. Con un alarmante 59.1% de las fuentes de agua superficial del país catalogadas como contaminadas, nos enfrentamos a una crisis que amenaza no solo la salud de la población, sino también la sostenibilidad ambiental a largo plazo.

El informe de la Conagua pone de manifiesto la magnitud del problema, revelando que la mayoría de nuestros ríos, lagos, presas y lagunas están severamente afectados por la contaminación. Esta situación es el resultado de décadas de prácticas industriales irresponsables, descargas de aguas residuales sin tratar y una regulación insuficiente para proteger nuestros recursos hídricos.

Carlos Samayoa, coordinador de Ciudades Sustentables en Greenpeace México, advierte sobre las graves consecuencias para la salud pública derivadas de la contaminación del agua. Las enfermedades gastrointestinales son solo la punta del iceberg, con casos cada vez más frecuentes de enfermedades crónicas como el cáncer relacionadas con el consumo de agua contaminada. Este riesgo es especialmente preocupante en regiones como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, donde la falta de tratamiento del agua agrava aún más la situación.

La contaminación industrial emerge como uno de los principales culpables de esta crisis. Las empresas, en su búsqueda de maximizar beneficios a corto plazo, han descuidado gravemente sus responsabilidades ambientales, vertiendo desechos tóxicos directamente en nuestros cuerpos de agua. Este enfoque irresponsable no solo afecta la calidad del agua, sino que también amenaza la biodiversidad y los ecosistemas acuáticos que dependen de ella.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) ha profundizado en el problema en su informe “Aguas en México, ¿escasez o mala gestión?”, destacando la falta de regulación y gestión adecuada de nuestros recursos hídricos. Las aguas superficiales, vitales para el abastecimiento de agua potable, se enfrentan a una doble amenaza: la contaminación y la sobreexplotación. Este último fenómeno ha llevado a una disminución alarmante de los niveles freáticos y a la pérdida de ecosistemas acuáticos enteros.

Óscar Ocampo, coordinador de Energía y Medio Ambiente del Imco, resalta la urgencia de tomar medidas concretas para abordar esta crisis. Los recortes presupuestarios en instituciones clave como la Profepa y la Conagua han debilitado la capacidad del gobierno para regular y sancionar a las empresas contaminantes. Esto ha provocado una disminución en las inspecciones y sanciones, perpetuando así el ciclo de contaminación y degradación ambiental.

En este sentido, es fundamental realizar una revisión exhaustiva de nuestras leyes y normativas ambientales para identificar lagunas y deficiencias que deben ser abordadas. Se deben implementar medidas más estrictas de cumplimiento y supervisión para garantizar que las empresas cumplan con los estándares ambientales más altos. Además, se necesita una mayor inversión en infraestructuras de tratamiento de aguas residuales y en programas de conservación y restauración de ecosistemas acuáticos.

La crisis del agua en México no es un problema que pueda posponerse o ignorarse. Requiere una respuesta urgente y coordinada de todos los sectores de la sociedad, desde el gobierno y las empresas hasta la sociedad civil y los ciudadanos individuales. Solo a través de un compromiso conjunto y acciones decididas podremos enfrentar esta crisis y asegurar un futuro sostenible para todos.

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