Huracán Otis arrasa mientras AMLO se enfoca en su “popularidad”

Emerge la desgarradora realidad tras paso del que ya es considerado “uno de los peores desastres naturales” en México

El sur de México enfrenta una verdadera pesadilla con los estragos provocados por el paso del Huracán Otis, que ha dejado en su camino una devastación inimaginable. A medida que las consecuencias comienzan a emerger, las imágenes desgarradoras de la catástrofe inundan las redes sociales, revelando una situación desesperada para miles de personas.

Pero en medio de esta tragedia, la actitud del presidente Andrés Manuel López Obrador ha llamado la atención, generando una indignación profunda en todo el país. Mientras los mexicanos enfrentan una de las peores catástrofes naturales en la memoria reciente, el presidente pareció centrarse en su popularidad internacional durante su conferencia matutina.

AMLO volvió a presumir, como cada jueves, que es el segundo presidente mejor evaluado del mundo, haciendo referencia a una encuesta internacional. En ese momento, mientras las redes sociales se llenaban de imágenes impactantes de la devastación y la desesperación de la población, el presidente se centraba en su propia imagen global.

Luego pidió al vocero de presidente, Jesús Ramírez, mostrar la gráfica que lo cataloga como uno de los “mejores presidentes del mundo”, según la encuesta que realiza la empresa estadounidense Morning Consult sobre 21 jefes de estado.

“Hay que aclarar que es telefónica, o sea cuando es domiciliaria nos va un poco mejor, es para terminar tirando aceite. No, agradecerle a la gente su confianza”.

AMLO en medio de la tragedia por Otis

Este enfoque en la popularidad presidencial generó críticas y cuestionamientos por parte de la ciudadanía y de la oposición política. Mientras el país enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes, la prioridad debería ser la recuperación y el bienestar de las personas afectadas, no la imagen del presidente en una encuesta internacional.

¿Popularidad o tragedia?

Costa en ruinas

Las primeras imágenes capturadas del momento exacto en que el huracán tocó tierra son espeluznantes. El viento furioso y la lluvia torrencial se abaten sobre poblados costeros, arrancando techos y derribando árboles. Las olas gigantes se abalanzaron sobre la costa, dejando un rastro de destrucción a su paso. Casas y comercios fueron engullidos por la furia del mar.

En Acapulco, uno de los destinos turísticos más emblemáticos de México, la devastación es palpable. Hoteles de renombre y comercios que alguna vez fueron el corazón de la economía local ahora yacen en ruinas. La imagen de la icónica bahía de Acapulco se ha transformado en un escenario desolador.

En la comunidad de San Marcos, una de las más afectadas en la Costa Chica de Guerrero, más de 50,000 habitantes claman por ayuda urgente. Puentes destruidos, árboles caídos y ríos desbordados han dejado a muchas localidades incomunicadas. La falta de suministros esenciales ha creado una crisis humanitaria que exige una respuesta inmediata.

Acapulco “está destruido”

Mientras la población trata de sobrevivir en medio de la falta de servicios básicos como agua potable y energía eléctrica, los informes de actos de rapiña se suman a la tragedia. La necesidad desesperada de recursos básicos ha llevado a algunos a saquear tiendas y establecimientos, agravando la difícil situación en la región.

Enrique Vázquez Fernández, empresario y Enlace de CONCANACO SERVYTUR México en Guerrero, expresó su angustia ante la situación actual de la ciudad.

“Está destruido, está devastado, está de llorar. Parece una película de terror”, lamentó Vázquez Fernández al presenciar el estado en que se encuentra Acapulco después del paso del huracán. Los estragos incluyen hoteles en ruinas, calles inundadas y viviendas dañadas o destruidas.

El empresario hizo un apremiante llamado a las autoridades federales para que inyecten recursos con urgencia con el objetivo de reactivar la economía y los establecimientos locales. “Si el Gobierno no viene e inyecta dinero, esto seguirá en devastación total, no vamos a soportar”, advirtió.

La situación es desesperada, ya que la falta de servicios básicos como la electricidad y el suministro de agua agrava aún más la crisis. Vázquez Fernández enfatizó que la recuperación no ocurrirá en el corto plazo, ya que Acapulco no volverá a ser el mismo. “No hay luz, no tenemos agua, y no nos vamos a recuperar este fin de semana. Y tampoco en dos o tres meses”.

El empresario señaló que la rapiña se ha convertido en un problema adicional que empeora la situación. “Más daño está haciendo la rapiña que el huracán”, afirmó con preocupación. La desesperación y la falta de recursos básicos han llevado a actos de saqueo en la ciudad, lo que agrava la crisis económica y de seguridad.

Ante esta devastación sin precedentes, Vázquez Fernández expresó su incertidumbre sobre el futuro de Acapulco y la capacidad de la ciudad para recuperarse. “No sé qué vamos a hacer, no habrá nada para reactivar el comercio y el turismo”, concluyó.

Recursos disponibles

A pesar de la devastación, existen recursos disponibles para ayudar a la recuperación, según informó la Secretaría de Hacienda. El Fondo de Desastres Naturales (Fonden), ahora bajo la forma de un programa, cuenta con una reserva de 18,000 millones de pesos para hacer frente a situaciones como esta. Además, hay un Seguro para Catástrofes y un Bono Catastrófico que respaldan los esfuerzos de recuperación.

A medida que México se enfrenta a las consecuencias del Huracán Otis, la solidaridad y la acción rápida son esenciales. Los centros de acopio se han abierto para apoyar a los damnificados en Guerrero, y se necesita una respuesta coordinada para enfrentar esta crisis en constante evolución. La prioridad debe ser brindar ayuda a quienes más la necesitan y reconstruir las comunidades afectadas.

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