El Ejército mexicano usó en ocho estados el agroquímico glifosato, que es altamente tóxico y dañino para la salud de la población.
AMLO había prometido no usarlo
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) usó en 10 viveros en ocho estados del país glifosato sin poner sobre aviso a los beneficiarios del programa Sembrando Vida.
Datos obtenidos por transparencia revelan que Sedena realizó cuatro compras por 248 litros de glifosato por 29 mil 814 pesos, adquiridos a tres personas físicas y a la empresa RECSA Ambiental, S.A. de C.V.
Su uso se realizó de la siguiente manera: 150 litros en Cárdenas, Tabasco; 48 litros en Copalar, Chiapas; 38 litros en Balancán, Tabasco; y 12 litros en Esperanza, Sonora. Los cuatro semilleros entregaron plántulas al programa social, ejecutado por la Secretaría del Bienestar, en 2019.
En la conferencia mañanera del 12 de agosto del 2020, el presidente había asegurado que en Sembrando Vida no se iba a usar el mencionado agroquímico.
En 2020 aumentó su uso
En 2020 aumentó el uso del agroquímico así como la cantidad de viveros. Se hicieron 10 adquisiciones de 390 litros valuados en 74 mil 668 pesos a seis personas físicas, a RECSA y a la compañía Agroinsumos Forestales de México, S.A. de C.V.
El semillero al que más se destinó fue Ameca, Jalisco, con 97 litros; seguido por el de Copalar, con 71 litros, y el de Temamatla, Estado de México, con 50. 48 litros para Cruz Grande, Guerrero; 31 para Jamay, Jalisco; 30 para Esperanza; 20 en Sarabia, Guanajuato; 18 para el vivero de Cárdenas; 10 en Saltillo, Coahuila; 5 litros en Balancán.
Sin embargo, desde 2019 la Semarnat rechazó la importación de mil toneladas de glifosato, bajo el principio precautorio para la prevención de riesgos. Por su parte, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió la recomendación 82/2018 en enero de 2019, dirigida a Semarnat, a la Secretaría de Agricultura, a la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios y al Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, a fin de restringir el uso de plaguicidas.
La mayoría de los beneficiarios afirman que no fueron notificados del tipo de plaguicida que les sería entregado.
No entendemos por qué nos dieron plantas y por qué lo usaron. Los técnicos nos dijeron que el gobierno lo ordena así y las tenemos que recibir. Recibimos pocas plantas. Los productores tienen sus propios viveros, donde reproducen sus semillas nativas de la región.”
Sin biofábricas en funcionamiento
En las reglas de operación 2021 de Sembrando Vida se estipula el establecimiento de biofábricas de insumos en localidades específicas, para ello el programa dotaría de materiales necesarios para elaborar fermentos, preparados y otras sustancias que promuevan la agricultura orgánica. No obstante en el municipio de Frontera Corozal, no funciona ninguna.
Estudios recientes mostraron una proporción de uso de dos litros de glifosato por hectárea, con un máximo de tres litros, en ciclos de producción para cultivos genéticamente modificados, y de uno a tres litros por hectárea, con una frecuencia máxima de tres aplicaciones.
Especialistas dan su punto de vista al respecto y aseguran que el peligro de transferencia de contaminación de los semilleros a las parcelas es bajo y depende de las características del vivero.
Si es sólo para reforestación, el impacto podría ser local, según como lo apliquen. Por arrastre, puede haber impacto sobre los cuerpos de agua. Pero al transportar la planta no hay riesgo de contaminación ni en el sembrado. Cuando crezcan, lo más probable es que ya no tengan residuos.”
Omar Arellano-Aguilar, Facultad de Ciencias UNAM
Un vivero es un microsistema y hay que ver sus condiciones. En parcela, la contaminación podría ser residual.”
Fernando Bejarano, coordinador de la Red de Acción sobre Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM)
Rolando Sánchez señala que las plantas entregadas por el programa no se adaptan al nuevo suelo y eso representa pérdidas.
Como las trabajan los viveros de allá, porque usan fertilizantes. Aunque acá la sequía no fue muy fuerte, se murieron bastantes desde 2020. Hay plantas nativas que se adaptan bien, sin fertilizantes. Nuestra tierra es fértil todavía, no necesita ningún químico.”
Arellano-Aguilar insiste en que las dependencias siguen usando los químicos porque no han entendido ni conocen los convenios internacionales sobre el manejo de sustancias químicas peligrosas. Lo calificó como una situación cultural que se ha ido arrastrando.
Proyecciones para los viveros
Para 2019 y 2020, la meta era la generación de especies para sembrar un millón de árboles frutales y maderables, como lo indicó el 1 de febrero de 2019 el titular de Defensa, Luis Cresencio Sandoval cuando el presidente inauguró en Cárdenas, un vivero para generar 266 millones de árboles frutales y maderables en dos años.
Sembrando Vida, que opera en 20 estados, recibió este año un presupuesto de 28 mil 929 millones de pesos, para un aumento de 11% respecto a 2020. Para 2024, la meta es un millón de hectáreas sembradas de árboles maderables, frutales y de especias.
Desde 2015, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS consideró al glisofato “probable cancerígeno en humanos”. Aun con el decreto prohibicionista, la Comisión Federal de Electricidad compró en mayo pasado 36 litros de glifosato, por 3 mil 60 pesos, para combatir especies herbáceas en subestaciones eléctricas. Entre 2018 y 2020, Diconsa realizó 65 adquisiciones del herbicida para aplicarlo en sus bodegas.
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Con información de El Universal.