El movimiento Sélvame del Tren, creado hace un año, mantiene su firme postura en contra de la construcción del Tren Maya y exige al presidente Andrés Manuel López Obrador detener las obras del proyecto que ha sido fuente de controversia desde su inicio. Ahora, denunció que a través del INAH, el gobierno federal no solo ha ocultado el hallazgo de vestigios arqueológicos, sino que los han saqueado y posiblemente hasta destruido.
En una conferencia de prensa, los activistas de Sélvame del Tren presentaron pruebas contundentes que respaldan sus denuncias de falta de planeación del proyecto. En su aniversario, reiteraron su llamado al gobierno para que detenga las obras y reconsidere su impacto ambiental y cultural.
El movimiento reveló evidencia del relleno de cenotes en el tramo 5 del Tren Maya, advirtiendo sobre las consecuencias devastadoras que esto tendrá en el acuífero y en la disponibilidad de agua para miles de personas en el norte de Quintana Roo. La tala de más de 10 millones de árboles también fue señalada, a pesar de las promesas previas de no afectar la vegetación.
El biólogo Rodrigo Medellín expresó su preocupación, asegurando que el proyecto carece de sustentabilidad y llamó al gobierno a entablar un diálogo basado en argumentos científicos, sociales y culturales para justificar la cancelación del Tren. Asimismo, José Urbina, buzo y activista, denunció la inyección de agua en pilotes como parte de las obras del tren, a pesar de que esto afecta gravemente el equilibrio ecosistémico en la Península. Alertó sobre la oxidación de la selva como resultado de estas acciones y resaltó la necesidad de detener el proyecto antes de que sea demasiado tarde.
Roberto Rojo, otro biólogo involucrado en la lucha contra el Tren Maya, advirtió sobre las consecuencias catastróficas de fracturar las cavernas para la instalación de los pilotes. Según él, esto permitirá que el agua de mar se filtre al acuífero, resultando en la salinización del agua subterránea de toda la península. Esta situación desencadenará la desertificación de vastas áreas, poniendo en peligro la biodiversidad y afectando a miles de especies.
Nicolás Moreno, del Consejo Popular Indígena de Calakmul, cuestionó la falta de una consulta informada en su comunidad para la construcción del Tren Maya. Denunció la presión ejercida sobre los pobladores originarios para apoyar el proyecto, incluso con la participación del Ejército y la Guardia Nacional.
La organización resaltó que existen más de 10 amparos en el Poder Judicial y planea enviar una carta a la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, solicitando la atención del caso. La lucha de Sélvame del Tren no solo se trata de la preservación del medio ambiente y el patrimonio cultural, sino también de la participación ciudadana en la toma de decisiones que afectan al país.
En un contexto donde la transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para el desarrollo sostenible y la protección de los recursos naturales, Sélvame del Tren hace un llamado a la ciudadanía a unirse en esta lucha por la cancelación del Tren Maya y a exigir un diálogo transparente y respetuoso con el gobierno. La defensa del medio ambiente y la preservación de la cultura son tareas compartidas que requieren el compromiso de todos.
En un contundente gesto de apoyo y solidaridad, la organización ciudadana Sélvame del Tren ha expresado su respaldo al antropólogo Fernando Cortés de Brasdefer, quien ha enfrentado críticas y ataques provenientes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por denunciar la destrucción de valiosos vestigios arqueológicos en el marco de la construcción del Tren Maya, una megaobra que ha generado controversia desde su inicio.
A través de un comunicado oficial, Sélvame del Tren no solo ha reconocido la valentía de Fernando Cortés de Brasdefer por negarse a ser cómplice de la destrucción que consideran provoca la obra mal llamada Tren Maya, sino que también ha destacado su importancia como voz crítica en medio de las dificultades que enfrentan los arqueólogos que buscan preservar el patrimonio cultural y natural de la región.
La organización ha denunciado que, en medio de anomalías, saqueos y presuntas violaciones a la ley, muchos arqueólogos han sentido la necesidad de guardar silencio por temor a represalias que pongan en riesgo su empleo o su seguridad, similar a lo que ha experimentado Fernando Cortés de Brasdefer.
A través de sus valientes palabras, Cortés de Brasdefer ha arrojado luz sobre lo que considera una actitud cobarde por parte del INAH, que a su parecer se ha convertido en un ente encubridor de las consecuencias desastrosas que la construcción del Tren Maya ha dejado en la selva Maya.
La declaración de Sélvame del Tren resalta el trabajo colectivo de científicos, académicos, activistas, abogados y buzos que se han unido para documentar y evidenciar la destrucción de vestigios y cenotes ocasionada por la construcción del Tren Maya en la Selva Maya. Sin estas denuncias ciudadanas, señalan, es probable que no se hubieran preservado sitios importantes como Paamul II y la cueva de Manitas, que ahora son utilizados como parte de la propaganda del proyecto.
Desde la decisión del gobierno de la 4T de construir el Tren Maya en la selva, Sélvame del Tren ha observado con atención las acciones del INAH, que ha registrado rápidamente los tesoros arqueológicos presentes en la zona. Los arqueólogos involucrados en esta lucha han trabajado incansablemente con la esperanza de rescatar estos vestigios antes de que queden sepultados por la maquinaria de construcción.
La organización subraya que durante sus recorridos para documentar el impacto ambiental y acuífero, varios arqueólogos han expresado su rechazo al megaproyecto, argumentando la necesidad de más tiempo para rescatar y proteger la riqueza cultural y arqueológica que se encuentra en la región.
Sélvame del Tren concluye su comunicado reafirmando su respaldo a todos los arqueólogos comprometidos en la preservación del patrimonio cultural y natural, y hace un llamado a la comunidad a unirse en la defensa de la riqueza histórica y ambiental que está en riesgo debido a la construcción del Tren Maya.
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