México también suena a tamales oaxaqueños, al silbido del afilador, a la música de los organilleros y mucho más. ¿A qué suena tu ciudad?
“¡Se compran colchones, tambores, refrigeradores, estufas…!”, este anuncio usado por compradores de fierro viejo se ha convertido en uno de los sonidos más famosos del país. México también suena a “tamales oaxaqueños, tamales calientitos”, al silbido del afilador, a la música de los organilleros y mucho más. ¿A qué suena tu ciudad?
Por aquí pasan el afilador con su silbido, la clásica campana para avisar que llegaron los de la basura, el grito de “el gaaas”, los vendedores de los deliciosos “tamales oaxaqueños, tamales calientitos”, el clásico silbido del vendedor de camotes”, el divertido anuncio que nos avisa que “hay merengueeees” y las simpáticas grabaciones de los “bisquetes calientitos” o las patitas de pollo, elotes, esquites y más.
En las ciudades del país existen oficios urbanos cuyos sonidos se han vuelto entrañables para los mexicanos: millones de vendedores han heredado o creado nuevas tácticas para promocionar sus productos, con frases inolvidables.
“Estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que vendan”, así suena uno de los anuncios más populares de la cultura popular de la Ciudad de México. Fue creado por el fierroviejero Marco Antonio Terrón en el año 2004, quien grabó la voz de su hija María del Mar Terrón en un casete, cuando ella tenía apenas 10 años, y ahora es conocida como “la niña del fierro viejo”.
Este peculiar canto actualmente no solo se escucha todos los días en las calles de la capital, sino también en otros estados del país, y es de las más utilizadas por quienes se dedican a la recolección de fierro viejo.
“Esa grabación se ha copiado muchas veces desde entonces, y ahora cientos de vendedores de chatarra en todo México la utilizan, también en otras ciudades de América Latina, informó Terrón, e incluso en Estados Unidos. Se ha convertido en un grito distintivo de la capital de México, el hogar abarrotado de cerca de 21 millones de personas”.
The New York Times
Además de la famosa grabación del fierro viejo, también se han hecho muy populares los mensajes con los que se invita a los ciudadanos a probar por pocos pesos unos antojables tamalitos de elote. Y no solo los de elote, sino que un gran clásico de los sonidos mexicanos es el anuncio los “ricos y deliciosos tamales oaxaqueños, acérquese y pida sus ricos tamales oaxaqueños, hay tamales oaxaqueños, tamales calientitos”.
La voz detrás de este audio es la de Elías Zavaleta, quien lo grabó cuando era adolescente, con solo 17 años, al inicio de la década de los noventa para no lastimar su garganta al momento de salir a vender sus tamales.
“Es un héroe anónimo del negocio de los tamales”, dice MX City sobre Elías, pues nunca ha tenido una ganancia por esta grabación, de la misma forma que don Marco Antonio Terrón y su hija María del Mar aseguran que jamás han obtenido regalías o algún pago por su célebre audio. De acuerdo con este medio, con el tiempo, Elías dejó de vender sus ricos y deliciosos tamales oaxaqueños para incursionar en el negocio de los tacos.
Otro peculiar sonido de las calles mexicanas es el anuncio de la llegada del pan con la música y voz del entrañable comediante mexicano Germán Valdés Tin Tan cantando: “el panadero con el pan, el panadero con el pan. Tempranito va y lo saca, calientito en su canasta. Pa’ salir con su clientela por las calles principales”. Este oficio nos recuerda también el famoso el grito de “¡Hay merengueeees!” de los vendedores que recorren la ciudad en bicicleta llevando estas ricas golosinas dentro de una canasta que llevan sobre la cabeza.
Y no hay que olvidar la hermosa música de los organilleros, estos tradicionales músicos callejeros de vestimenta formal y melodías que ya forman parte de los paisajes citadinos, alegrando a la gente que pasa por plazas y parques a cambio de unas monedas.
“Los primeros organillos que llegaron al país fueron traídos en el siglo XIX por migrantes europeos. Solo se tocaban en eventos sociales de la clase alta del país. Poco después pasarían a las calles a volverse parte del paisaje sonoro urbano.
Al girar su manivela suenan los temas grabados en el inconsciente musical colectivo. De toda la lista, el del organillo es sin duda el sonido que todavía se escucha con más frecuencia, aunque otras propuestas de entretenimiento urbano lo han ido desplazando gradualmente”.
Local MX
La Fonoteca Nacional ha realizado una selección de “Sonidos en peligro de extinción”, en la que hace un recuento de los oficios urbanos que poco a poco han ido desapareciendo y que quizás ya no podrán volver a escucharse en poco tiempo por las calles del país. Entre ellos, se encuentra el chiflido de la flauta del afilador, el cual anuncia el paso de quienes pasan por las colonias para afilar los cuchillos de negocios y hogares con un esmeril de piedra en forma de rueda.
Otros sonidos que recaba la Fonoteca son los que hacen los globeros con su pequeño silbato, el tecleo de la mecanógrafa, la armonía del pajarero y el quehacer del zapatero, entre otros.
Escucha en la página de la Fonoteca Nacional a los oficios urbanos con sonidos más típicos de México:
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Con información de The New York Times, MXCITY, Local MX
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