Han pasado 12 días desde que el transporte masivo más importante de la Ciudad de México fue protagonista de una tragedia: una trabe de la línea con menor antigüedad y la que se supone cuenta con la más alta tecnología en movilidad se colapsó provocando la caída de dos vagones y la muerte de 20 hombres, 5 mujeres y un menor de edad, así como 83 heridos, de los cuales algunos tendrán secuelas de por vida.
Cruces y flores en la estación Olivos
Desde el lunes 3 de mayo hasta hoy, no se ha dicho quien o quienes son los responsables. La ciudadanía, por medio de movilizaciones tanto físicas como en internet, exige que haya renuncias o remoción de cargos, cosa que hasta el momento la jefa de Gobierno de la Ciudad de México ha descartado hasta que se lleve a cabo el debido peritaje.
El fin de semana posterior al acontecimiento, personas de todas las alcaldías vistieron avenida Tláhuac con mensajes plasmados en paredes, pancartas, gritos y veladoras que representan la solidaridad para las familias de las víctimas.
También, frente a las vías colapsadas, se puede observar una cruz hecha con veladoras acompañada de flores, además de carteles donde se leen mensajes como “no fue un accidente, fue negligencia”. Un paisaje similar se repite en la entrada de la estación Olivos, donde fue colocada una corona de flores y varias decenas de veladoras, así como los nombres de las víctimas.
Somos un pueblo y una colonia solidaria
Karla Rico, habitante de La Nopalera, colonia aledaña, relata que durante varios días previos al accidente los vagones se quedaban detenidos una cantidad considerable de tiempo y se podía escuchar en los altavoces como solicitaban personal que atendiera problemas en las vías justo en la zona donde ocurrió el siniestro, “la línea ya estaba muy mal, no soy la única, muchas personas llegábamos tarde al trabajo, a la escuela, por lo mismo de que justo en ese tramo (Tezonco-Olivos) se paraba hasta media hora”.
Por otra parte, asegura, las personas que habitan la zona han sido muy solidarias incluso con la colocación de altares en varios domicilios. “Después de las protestas, mucha gente con coraje, apoyaron, mucha gente se juntó, fueron un pueblo y una colonia solidaria”, detalla.
Así como Karla, miles de personas en redes sociales y en las calles piden justicia para las familias de las víctimas, exigen castigo a los responsables y sobre todo un transporte masivo de calidad en el que se pueda viajar sin temor de no volver a casa.