Los vacíos legales sobre el uso de este medio de transporte ponen en relieve los abusos, riesgos e impunidad al circular por la CDMX.
Boleto de impunidad
La ausencia de reglas explícitas para la circulación de estos vehículos en el Reglamento de Tránsito de la CDMX, así como las obligación para sus conductores, trae consigo una práctica riesgosa, desleal y abusiva para quienes circulan en las calles de la ciudad.
Luis González, director del Centro de Estudios de Movilidad, Sustentabilidad y Género, sostiene que la proliferación de estos vehículos se dio en el contexto de la pandemia cuando los servicios optaron por esta forma de reparto para satisfacer la demanda de consumo.
Los costos de una moto oscilan entre 25 mil y 30 mil pesos, en promedio, para adquirir un modelo de 150 centímetros cúbicos, las más usadas para labores de repartición. Incluso, hay tiendas en línea que ofrecen motos desde 8 mil o 17 mil pesos en cómodas mensualidades.
Circulan sin permisos en regla
Hay tiendas, comenta González, que consiguen el permiso al comprador de la moto, otras los contactan con gestores para que les hagan el trámite, o les orientan para obtener un permiso del estado de Guerrero, cuyo costo es de 300, y así poder circular de inmediato.
“La gente que quiere dedicarse al reparto adquiere una motocicleta con muchas facilidades, solicitan un permiso provisional, lo enmican, lo ponen en la moto y así lo pueden portar el tiempo que quieran”.
De hecho, empleados de una sucursal comentan que se puede comprar la moto y salir a circular inmediatamente portando sólo la factura o la carta fectura, y ya el trámite para obtener las placas “lo puede gestionar un empleado del lugar”.
Con información de La Jornada.