Puntadas legislativas: control de precios en los seguros de gastos médicos mayores

Compartimos la opinión de Edgard Baqueiro, asesor financiero y de seguros, quien analiza la propuesta del diputado panista Jorge Romero sobre el control de precios en los seguros médicos privados.


Hoy les platicaré de la última puntada, porque no hay mejor manera para llamar a estas iniciativas, del diputado panista Jorge Romero en el Congreso de la Unión.

Bajo el muy emotivo argumento de eliminar los abusos de las aseguradoras en pólizas médicas, se pretenden prohibir los incrementos de tarifa por encima de la inflación para las personas mayores de 60 años que lleven un plazo, que se propone en 20 años, de pagar por su seguro. Esto es simplemente una propuesta de control de precios, y los controles de precios nunca funcionan como sus creadores creen que lo van a hacer.

Veamos cómo se determina el precio de un seguro de gastos médicos. La compañía de seguros cobra a sus clientes una cantidad de dinero, a la que en el medio asegurador llamamos primas. La mayor parte de ese dinero va una bolsa común de la cual se hacen los pagos para cubrir los gastos de aquellos asegurados a los que les toca la mala fortuna de accidentarse o enfermarse. Esta bolsa debe ser suficiente para pagar todos los gastos de los asegurados.

Hay tres variables que determinan con qué cantidad debe contribuir cada asegurado a esa bolsa:

  • La edad. Es el factor más importante en la determinación de cuánto debe aportar un asegurado al fondo común, y por lo mismo, del costo del seguro. Apuesto que es evidente, hasta para una persona que salvo por cuatro años de pasantía como abogado ha medrado toda su vida del erario público, que las personas de más de 60 años de edad se enferman con mucha más frecuencia que las personas de 20 años. De hecho, no solo se enferman con 5 veces más frecuencia, también requieren atenciones mucho más complejas y costosas.
  • La inflación en insumos y servicios de salud. No quiero tornar esta platica muy compleja pero inevitablemente hay que entrar en algunos detalles técnicos. En realidad la inflación es un vector, no una constante para todos los precios. Los bienes y servicios que son muy abundantes o prácticamente infinitos, tales como los servicios digitales, apenas se incrementan de precio, en cambio, aquellos que es extraordinariamente difícil incrementar su oferta, como los que se utilizan en la atención de la salud, crecen a tasas mucho más altas. Querer homologar el incremento de los precios con los seguros médicos con el Indice Nacional de Precios al Consumidor es un despropósito.
  • Las tasas de morbilidad. Las aseguradoras construyen a lo largo de décadas sus estimaciones sobre la probabilidad de que sus asegurados se enfermen o se accidenten. Así como sobre la severidad promedio que tendrán los casos que efectivamente ocurran. Sin embargo, esas probabilidades pueden variar grandemente derivadas de pandemias, cambios en los hábitos de la población o desarrollos tecnológicos.

Espero que de la explicación quede claro que las aseguradoras no incrementan sus precios simplemente por ser “abusivas” o “avariciosas”. Al menos en la parte de la prima que se utiliza para pagar los siniestros de sus clientes. Y entonces, ¿en dónde queda el resto del dinero?

Aproximadamente 30 centavos de cada peso se utilizan para pagar los gastos de administración, los comisiones que se pagan a la fuerza de ventas y la utilidad que esperan percibir los accionistas de la empresa. Así que si se pretende disminuir la velocidad con la que aumentan los precios de los seguros médicos lo que se necesita es lo siguiente:

  • Desaparecer cualquier regulación que impida la entrada de nuevos competidores al mercado de la salud. Hay algunas cosas que es válido preguntarse. ¿Por qué hay en muchas ciudades de México un oligopolio de los servicios hospitalarios? O si existen disposiciones que impidan a los proveedores de servicios médicos conseguir los insumos al mejor precio disponible en el mundo.
  • Cambiar las leyes que protegen a las aseguradoras mexicanas de la competencia internacional. Así como las que les impiden operar fuera de México en los casos en los que la legislación extranjera lo permita.
  • Modificar la legislación aplicable a las Instituciones de Seguros Especializadas en Salud para promover la competencia entre seguros de gastos médicos tradicionales y planes de medicina prepagada. ¿No les llama la atención que en la Ciudad de México no exista un solo hospital que ofrezca servicios de medicina prepagada?

En una palabra, señores legisladores, si de casualidad esto cae en los manos de alguno de ustedes, ¿de verdad es tan complicado entender que lo que necesitan es controlar la furia reguladora de la burocracia federal?

Para terminar, les platico lo que va a pasar si se aprueba la reforma impulsada por el diputado Romero. Vamos a tener alguna combinación de las siguientes tres cosas:

  1. Las compañías aseguradoras abandonarán el negocio de gastos médicos mayores, lo que crearía un problema espectacular para millones de personas.
  2. Se inventarán cualquier cantidad de excusas para hacer complicadísimo conservar un seguro de gastos médicos después de 20 años o el plazo a partir de cual se acaben por aprobar los controles de precios.
  3. Las aseguradoras acudirán al gobierno federal para que las subsidie. Y todos los contribuyentes acabarán por subsidiar a las personas que tienen seguros de gastos médicos mayores.

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