“El Negro Durazo” de López Obrador

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Gustavo Rodríguez

Si bien Luis Cresencio Sandoval y “Arturo El Negro” Durazo pertenecen a diferentes épocas y contextos políticos, su comparativo en términos de corrupción revela realidades semejantes.

Muchas son las coincidencias que comparten ambos personajes, a quienes les persigue la sombra de la corrupción: los dos son generales (uno por decreto y otro por “méritos militares”), les gustan los lujos y excentricidades, se hicieron de millonarias propiedades y su jefe inmediato es de apellido López. Uno se mandó construir El Partenón en Acapulco y el otro, según investigaciones periodísticas de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) así como de filtraciones de “Guacamaya Leaks”, se ha aprovechado de su cargo para hacerse de un enorme departamento en la zona más exclusiva de la Ciudad de México y de realizar cuantiosos viajes al extranjero en primera clase. Ambos son exponentes de regímenes de corrupción y privilegios dirigidos por megalómanos que llevaron a la ruina a nuestro México.

La corrupción es un flagelo que ha afectado a México durante décadas, erosionando la confianza en las instituciones y obstaculizando el desarrollo del país, de ahí que sea importante conocer el contexto histórico de ambas figuras: Luis Cresencio Sandoval es el nombre del actual Secretario de la Defensa Nacional en México y ha desempeñado un papel destacado en la actual administración de López Obrador, quien decidió darle al Ejército un poder descomunal cuyos efectos son de pronóstico reservado. Por otro lado, “Arturo El Negro” Durazo fue jefe de la policía de la Ciudad de México durante la década de 1970 y 1980. Su gestión estuvo marcada por el escándalo, el abuso del poder y los vínculos con el narcotráfico.

Sandoval aún no contaba con la mayoría de edad cuando el imperio de “El Negro” se encontraba en pleno apogeo. A finales de los años 70 corría la administración del presidente José López Portillo cuando Arturo Durazo fue designado Jefe de la Policía del entonces Departamento del Distrito Federal en una época de oscurantismo en la que el titular del Ejecutivo concedió por decreto el título de General a quien a finales de los años 60 y a principios de los 70 formó parte de la dirección de las “Brigadas Blancas”, agrupación gubernamental encubierta destinada a actuar como represora de los movimientos políticos y sociales durante la llamada “Guerra Sucia”.

Arturo El Negro” Durazo estuvo involucrado en numerosos escándalos de corrupción durante su gestión. Fue acusado de recibir sobornos y proteger a grupos delictivos, lo que permitió el crecimiento del narcotráfico y la inseguridad en la ciudad. Durazo fue detenido y condenado por corrupción, lo que refleja la gravedad de sus actos.

La corrupción, sin importar el contexto o la figura involucrada, tiene graves consecuencias para la sociedad mexicana. Socava la confianza en las instituciones, trastoca el Estado de Derecho y perpetúa la impunidad. En el caso de “Arturo El Negro” Durazo, su ambición tuvo un impacto tan devastador en la seguridad de la Ciudad de México, que permitió que el narcotráfico se arraigara y generara un clima de violencia e impunidad nunca visto hasta ese entonces.

Por otro lado, han quedado al descubierto posibles actos de cohecho en el caso del actual titular de la SEDENA, Luis Cresencio Sandoval González. Y es que una investigación realizada por la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) reveló que Alejandra Aguilar Solórzano, accionista de “Protective Materials Technology SA de CV”, empresa proveedora de la Secretaría de la Defensa Nacional en la actual administración federal, le vendió al general Luis Cresencio Sandoval un departamento de 407 metros cuadrados en el exclusivo fraccionamiento Bosque Real, en la zona residencial de Huixquilucan, Estado de México.

Aunque el titular de la Sedena reportó ante la Secretaría de la Función Pública (SFP) que el valor de adquisición del departamento fue de 9 millones de pesos, MCCI señaló que inmuebles de dimensiones y características similares en el mismo fraccionamiento están valuados hasta en 30 millones de pesos, monto que equivale a más de 1 millón y medio de dólares.

Pero no es la primera vez que la honorabilidad del General de División es puesta en duda. La compra de este lujoso departamento se suma al escándalo que desató otra investigación de MCCI en la que se dio a conocer que Cresencio Sandoval tuvo viajes internacionales con salida desde México o incluso desde ciudades como Nueva York e Italia, con hospedaje en lugares de lujo, en primera clase y acompañado hasta de su consuegra.

Atisbos castrenses

Las dudas sobre la honradez y transparencia del General Sandoval se dan en medio del papel protagónico que ha asumido el ejército en el sexenio de López Obrador, caracterizado por la falta de transparencia y rendición de cuentas en relación con sus acciones. La opacidad en los procesos de toma de decisiones y la ausencia de mecanismos claros de supervisión y control civil generan preocupaciones sobre posibles abusos y violaciones a los derechos humanos.

En este sentido, la sociedad civil ha expresado la necesidad de establecer salvaguardias y mecanismos de responsabilidad para garantizar que el poder militar sea utilizado dentro de los límites establecidos por la ley y respetando los derechos de los ciudadanos.

Sin duda, el aumento del protagonismo del ejército en diversas áreas puede tener un impacto negativo en la separación de poderes y en la división de funciones entre instituciones civiles y militares. La creciente militarización de tareas que tradicionalmente corresponden a instituciones civiles puede debilitar la autonomía, erosionando la capacidad del Estado para abordar de manera integral los desafíos políticos, sociales y económicos.

Sin duda, el fortalecimiento del ejército en el contexto político puede influir en la cultura y los valores democráticos de la sociedad. La naturaleza jerárquica y disciplinada de las fuerzas armadas puede tener un impacto en la forma en que se ejerce el poder y se toman decisiones en el ámbito político.

En este contexto, es necesario fomentar una cultura de respeto a los principios democráticos, promoviendo la rendición de cuentas y la participación ciudadana en los asuntos públicos, con el fin de mantener un equilibrio saludable entre el poder militar y la democracia.

De reojo

Con el presente texto les doy la bienvenida a ‘Mirada Ciudadana’, un espacio de opinión en Ciudadanos en Red que busca ofrecer una perspectiva única y crítica sobre la intersección entre ciudadanía, política y rendición de cuentas. En este espacio, nos adentraremos en el complejo mundo de la participación ciudadana y el análisis político desde una óptica comprometida con la construcción de una sociedad informada y empoderada.

En ‘Mirada Ciudadana’, exploraremos de manera minuciosa los acontecimientos políticos, las políticas públicas y los debates que moldean nuestro entorno.

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