Isidro H. Cisneros analiza las debilidades y carencias de la oposición de cara a uno de los momentos más importantes de la vida política en el país: las elecciones de 2024.
Unidad a toda costa
En su artículo “Política sin ciudadanos”, publicado en el diario La Crónica de Hoy, Isidro Cisneros analiza la fragilidad de la oposición que se ha conformado en el país desde que llegó al poder el presidente Andrés Manuel López Obrador: “todos los partidos de oposición se encuentran paralizados, dispersos y confundidos. Por lo que se puede observar, carecen de rumbo político y de una orientación ideal”.
Así, Cisneros, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Florencia, destaca que en el bloque opositor que se ha conformado en México durante los últimos cuatro años, unida más por inercia, instinto de supervivencia y por el objetivo común de frenar a Morena que por realmente ser afines y tener propuestas en común, “prevalecen los comportamientos típicos de una vieja clase política que hace tiempo” dejó de representar a los ciudadanos.
“Es comprensible que los partidos en la oposición busquen la unidad a toda costa para ofrecer una alternativa al gobierno de la 4T, pero esta unión es muy frágil porque se sustenta solamente en cálculos políticos de sobrevivencia partidaria que no dicen nada a los ciudadanos”, señala el experto.
Se necesita una nueva oposición
Isidro Cisneros asegura que México “requiere de una nueva oposición que reconozca e institucionalice los reclamos materiales y espirituales de dignidad, igualdad, libertad, justicia y solidaridad” para cumplir los derechos sociales de los ciudadanos. Asimismo, advierte que los ciudadanos no son pasivos ni políticamente apáticos, sino que no encuentran alternativas creíbles para participar y aún sienten desconfianza “hacia cualquier forma de poder”. Por ello, la oposición está obligada a ser coherente y creíble, si quiere demostrar que tiene propuestas capaces de deslegitimar simbólicamente el populismo y construir alternativas reales de renovación.
“Mientras que los partidos tradicionales no han entendido que los ciudadanos no quieren conquistar el poder, sino solamente contenerlo y reducirlo, para el gobierno los ciudadanos son totalmente prescindibles porque resulta más redituable apelar a los súbditos como pueblo abstracto y sin rostro. De esta manera, los ciudadanos se encuentran ausentes tanto en las estrategias gubernamentales como en las opositoras“.
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Con información de La Crónica de Hoy
