Prisión preventiva y derecho al Voto

La controversia sobre la prisión preventiva oficiosa ha resurgido con intensidad en México, especialmente tras comentarios de Luisa Alcalde, quien criticó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por supuestamente excederse en sus facultades al considerar la liberación de 68 mil presuntos delincuentes.

Maité Azuela cuestiona: ¿En qué país una candidata llama delincuentes a sus posibles votantes?

La controversia sobre la prisión preventiva oficiosa ha resurgido con intensidad en México, especialmente tras comentarios de Luisa Alcalde, quien criticó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por supuestamente excederse en sus facultades al considerar la liberación de 68 mil presuntos delincuentes. Este debate gana relevancia ante las próximas elecciones, donde más de 30 mil personas detenidas sin sentencia podrán votar, una situación que destaca la delicada intersección entre justicia y derechos civiles.

En su reciente artículo “Presos sin sentencia y elecciones sin conciencia”, publicado por Maite Azuela en El Universal se destaca  este señalamiento que ha avivado el debate sobre la adecuación de la prisión preventiva y su impacto en los derechos humanos, según las directrices establecidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En el contexto de las tensiones actuales, la candidata Claudia Sheinbaum ha sido objeto de críticas por su enfoque hacia los reclusos en prisión preventiva oficiosa. “¿En qué país una candidata llama delincuentes a sus posibles votantes?” cuestiona Maite Azuela resaltando la problemática de estigmatizar a individuos que aún no han sido formalmente condenados por un delito.

Este comentario resuena especialmente dado que este año, esos mismos individuos tendrán derecho a votar en las elecciones, desafiando así las narrativas que los marginan dentro del sistema judicial y político mexicano.

La discusión sobre la prisión preventiva oficiosa en México no solo es un tema legal o de derechos humanos; es profundamente político y electoral. Mientras los políticos debaten y las cortes deliberan, miles de mexicanos esperan en prisión una resolución que podría no solo liberarlos, sino permitirles participar más plenamente en la vida democrática del país.

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