
Desde la cancha
Por Demetrio Sodi
Qué cambiante es la vida política en México. Algo ha ocurrido en estos últimos meses: lo que parecía un triunfo indiscutible de Morena en las próximas elecciones hoy se ve muy dudoso. No es que la oposición se haya fortalecido, sino que el gobierno y su partido se están debilitando.
La presidenta Claudia Sheinbaum y Morena están oyendo pasos en la azotea y por eso actúan como actúan: descalificando y tratando de apagar cualquier voz que los critique o que critique al gobierno. La popularidad de la presidenta va a la baja, como demuestran las encuestas, y cada mes tiene menos apoyo. La calificación de su gobierno en materia de seguridad, economía y corrupción es negativa, y esto hará que su popularidad siga cayendo.
La realidad es aún peor para Morena. Los escándalos de corrupción de varios de sus dirigentes están provocando que la gente les dé la espalda, y su intención de voto actualmente es inferior al 40%. La situación no es mejor para Clara Brugada; por el contrario, su rechazo entre la gente ha ido en aumento y es reflejo de su pésima gestión como jefa de Gobierno.
La presidenta Claudia Sheinbaum no ha logrado consolidar su propia imagen y se le sigue viendo como la representante de López Obrador. Pienso que podría ser una mejor presidenta que su antecesor, pero no lo va a lograr imitándolo: no tiene su carisma, ni liderazgo, ni ingenio; pero es, sin duda, más preparada y mejor administradora. Confrontarse personalmente con cualquiera que difiere o critica a su gobierno la ha debilitado. Y si bien no está en riesgo su presidencia, el apoyo popular que López Obrador mantuvo durante seis años se está diluyendo en su caso.
Culpar a los jóvenes de la violencia registrada en la marcha del sábado pasado no solo es ruin, sino un grave error político que la debilitará aún más. El grupo violento de las camisas negras no tiene nada que ver con los jóvenes; este grupo ha estado presente en todas las marchas en donde puede haber voces críticas al gobierno. La presidenta debería explicar por qué, después de varios años en los que este grupo ha violentado todas las marchas independientes, el gobierno no ha hecho nada para neutralizarlo.
La presidenta no desperdicia ningún espacio para confrontarse con los críticos de su gobierno, no solo diariamente en las mañaneras o durante sus giras. En su discurso de ayer, 20 de noviembre —día de unidad nacional—, aprovechó para confrontar y descalificar duramente a sus críticos. No todos los que están en contra de ella son de derecha o están en contra de los cambios que se han llevado a cabo. Hay mucha gente desilusionada de un gobierno que está desmantelando nuestras libertades y nuestra democracia. Ella misma está cavando su tumba política si, en lugar de llamar al diálogo y a la reconciliación, sigue llamando a la confrontación.
Yo no estoy de acuerdo con la revocación de mandato, ya que, en caso de que el presidente o presidenta en turno la perdiera, el país caería en una crisis política sin precedente. Como van las cosas, Claudia Sheinbaum no tiene asegurado el triunfo si se lleva a cabo la revocación; aun ganándola, lo más seguro es que la votación sea tan pareja que evidencie la división política que creó López Obrador y que ella ha profundizado. A nadie le conviene una presidenta débil. En sus manos está seguir debilitándose o fortalecerse respetando las voces críticas y llamando al diálogo nacional.



