ASF revela el “vivito y coleando” de servidores de la nación “muy vivillos” y de académicos que ya no “colean”, que cobran becas y apoyos sociales sin tener derecho
La promesa de un gobierno libre de corrupción, bandera del presidente Andrés Manuel López Obrador, se ve fuertemente cuestionada con los recientes hallazgos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF). En un informe que ha dejado a muchos con la boca abierta, se revela la existencia de lo que se podría llamar “corrupción hormiga”: cientos de “servidores de la nación” que cobran becas del programa Jóvenes Construyendo el Futuro y académicos del Conahcyt ya fallecidos que siguen cobrando apoyos gubernamentales a través de programas emblemáticos de la 4T.
Jóvenes Construyendo el Futuro: más allá de la construcción de futuros
El programa “Jóvenes Construyendo el Futuro”, diseñado para brindar oportunidades a la juventud mexicana, se ve empañado por la sombra de la corrupción. La ASF destapó que, lejos de construir futuros, 242 funcionarios, cual camaleones sociales, se camuflaban en el programa mientras cobraban cheques por un total de 5 millones 110 mil 902 pesos. Un verdadero atraco a la confianza pública y a las arcas del erario.
Más allá de las irregularidades financieras, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) se enfrenta a señalamientos por no cancelar 355 tarjetas bancarias extraviadas, no desvincular cuentas de tarjetas no entregadas y no integrar adecuadamente los expedientes de los beneficiarios. ¿Dónde está la transparencia que tanto pregonaba la 4T?
Crisis en el padrón de beneficiarios del Sistema Nacional de Investigadores
Pasando a la esfera académica, el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt), se convierte en protagonista de otro capítulo lamentable. En una auditoría que examina a fondo el programa “Sistema Nacional de Investigadores”, la ASF revela la existencia de 172 “no vivos” en el padrón de beneficiarios. ¿Acaso la ciencia ha encontrado la fórmula de la resurrección?
La situación es aún más grave al descubrir que se realizaron pagos indebidos por un total de 18 millones 837 mil pesos, de los cuales, 15 millones 331 mil fueron simplemente regalados sin razón aparente. Cinco investigadores eméritos también se llevaron su tajada, sin presentar evidencia de estar, literalmente, vivos.
El contraste con las promesas presidenciales
Estos hallazgos arrojan una sombra significativa sobre las promesas presidenciales de erradicar la corrupción en México. Mientras el presidente López Obrador insistía en la “honestidad valiente”, los hechos muestran una realidad distinta. No solo se trata de un caso de corrupción aislado; se trata de un sistema que permite la infiltración de individuos no aptos para recibir beneficios del erario público.
La ironía no se detiene ahí. Mientras el presidente defiende su legado y asegura que su gobierno es inmune a la corrupción, su familia y algunos colaboradores cercanos están involucrados en escándalos que desafían estas afirmaciones.
El efecto dominó en la credibilidad gubernamental
El efecto de estas revelaciones va más allá de las cifras y los nombres implicados. Se traduce en una pérdida sustancial de la credibilidad gubernamental. La 4T, que llegó con la promesa de un cambio radical en la manera de hacer política en México, se enfrenta ahora a una prueba crucial. La confianza ciudadana, ya mermada por diversos eventos, se ve profundamente afectada.
El presidente López Obrador no puede esquivar este escándalo. La honestidad, la transparencia y la rendición de cuentas son principios fundamentales que deben prevalecer en cualquier gobierno. Si la corrupción se filtra en programas insignia, ¿cómo puede la ciudadanía confiar en las demás políticas y decisiones gubernamentales?
La corrupción hormiga en programas clave de la 4T revela fisuras en el sistema de control interno y en la ética gubernamental. Este caso va más allá de las implicaciones financieras; plantea interrogantes sobre la capacidad del gobierno para garantizar la transparencia y la eficiencia en sus operaciones.
Es imperativo que el presidente López Obrador responda a estas acusaciones de manera contundente. La sociedad mexicana espera acciones concretas para restaurar la confianza en las instituciones gubernamentales. La 4T enfrenta ahora la prueba de la verdadera honestidad valiente: reconocer los errores, corregirlos y asegurar que no vuelvan a ocurrir.
La ciudadanía merece respuestas, y la integridad del gobierno está en juego. La 4T tiene la oportunidad de demostrar que está comprometida con la verdadera transformación que México necesita. Es tiempo de pasar de las palabras a la acción y construir un país donde la corrupción no encuentre cabida.
