Política

El PRI no se destruye, solo se transforma … en Morena

Aunque se celebre que el PRI difícilmente se recuperará del fracaso electoral de este 5 de junio, sus cuadros siguen más vigentes que nunca.

El PRI-Mor de AMLO

Morena es el nuevo PRI, así lo confirmaron los resultados de la jornada electoral del pasado 5 de junio. El mapa político después de la elección quedó dominado por Morena, partido que gobernará 20 entidades, 22 si se consideran aquellos donde compitió como aliado; mientras que el resto de la oposición conservará 12 estados. El PAN mantiene 6 y el PRI 2.

Imagen de ADN 40

Lo que pudiera parecer el peor fracaso para el que en otros tiempos fuera el partido hegemónico en México, significa también una oportunidad de perpetuarse como una herencia a lo que AMLO ha llamado la Cuarta Transformación.

Morena, coinciden analistas, no sería lo que es sin todo el aparato de poder y maquinaria electoral del PRI. AMLO ha ejercido en el partido que fundó en 2011 el gatopardismo (cambiar para que todo siga igual) para apropiarse de los métodos más tramposos del PRI con la finalidad de obtener poder político.

Expertos y expertas en sistema político mexicano han identificado una serie de similitudes entre ambos partidos que explica en gran medida por qué, aunque se quiera pensar lo contrario, el PRI se mantiene vivo dentro de Morena, a través sus formas, prácticas y narrativas. Mismas que responden al anhelo de revivir los años dorados del extinto régimen de partido hegemónico de la segunda mitad del siglo XX.

La evidencia más próxima es el reciente proceso electoral. En él, el partido guinda se valió de prácticas como el clientelismo a través de programas sociales, la mayoría de la población que votó a su favor es de 50 años en adelante; compra de votos y acarreo masivo, gracias a las estructuras territoriales de los liderazgos priistas que se cambiaron a Morena; disciplina partidista, gobernadores y miembros del gabinete operaron en los estados en disputa; ofrecimiento de cargos, varios gobernadores salientes han manifestado su interés de seguir colaborando con AMLO; así como la personalización del poder, ya que no hubieron propuestas locales sino promesas de hacer todo como el gobierno federal.

“Se viola la ley de manera muy descarada, con la operación política de gobernadores, presidentes municipales, no importa que sea fuera de horas laborales porque se usan recursos del gobierno, se moviliza a las personas, se presiona el voto y eso es muy parecido a lo que el PRI hacía”.
Francisco Reveles Vázquez, académico del Centro de Estudios Políticos de la UNAM.

En esto coincidió Roberto Madrazo, excandidato presidencial por el PRI, al afirmar que los candidatos expriistas Américo Villarreal, en Tamaulipas; Marina Vitela, en Durango, y Julio Menchaca, en Hidalgo, sirvieron para los intereses electorales de Morena.

“Los candidatos expriistas que migraron hacia Morena movieron con ellos las bases y las estructuras del PRI. En apariencia terminaron de hundir al PRI. Pero en realidad el viejo PRI hegemónico de los 70’s sigue vivo… sólo que ahora opera desde Morena”.
Roberto Madrazo

¡Está vivo!

Lo que Denise Dresser llama “el pequeño priista que todos llevan dentro” ha permitido que en Morena se dé cabida con los brazos abiertos a liderazgos y militancias del Revolucionario Institucional porque hay un reconocimiento mutuo en perpetuar un estatus de privilegios y ejercicio del poder.

El propio AMLO replica constantemente vicios como el paternalismo y la centralización de la toma de decisiones. Para el mandatario nada es más importante que la lealtad al líder (él mismo) y al partido, por ello pesa más un perfil fiel que un perfil competente al momento de dar candidaturas.

La lucha del poder por el poder lo ha llevado a replicar prácticas como omitir la grave situación de violencia que vive México, u otorgar contratos y concesiones para mantener un esquema de tráfico de influencias y nepotismo dentro de los principales puestos en la administración pública federal a cambio de favores. Una mafia del poder recargada.

En general, dice Francisco Reveles Vázquez, académico del Centro de Estudios Políticos de la UNAM, se trata de copiar prácticas que distan de ser democráticas como el uso de las mañaneras para propaganda gubernamental y descalificación de opositores.

“Las ideas atávicas, resucitadas. El nacionalismo revolucionario, revivido. El presidente imperial, idolatrado. La expoliación estatal, justificada. Los contrapesos, simulados. Cada práctica perniciosa del PRI ha sido copiada por Morena. Cada actitud antidemocrática del viejo partido hegemónico ha sido imitada por la nueva mafia que aspira a serlo. Más que exorcizar al priismo de extracción echeverrista, AMLO lo ha sacado del clóset”.
Denise Dresser

¿Logrará ser el nuevo partido único en 2024?

Por su parte, Luis Carlos Ugalde acepta que para 2024 Morena tendrá una capacidad electoral más potente que la oposición gracias al control territorial en las 20 entidades que ganó.

“Se ha constituido en el PRI de este siglo, con una presencia regional muy poderosa pero con prácticas del PRI del siglo pasado” .
Luis Carlos Ugalde, exconsejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE).

No obstante, también afirma que hay diferencias sustanciales con el PRI del siglo XX como para afirmar que Morena logrará operar como partido hegemónico. Una de ellas es la estructura interna, porque si bien hay cierta disciplina partidista también hay fracturas importantes dentro del partido que podrían mermar la unidad que necesita rumbo a la elección presidencial.

Otro factor es el liderazgo, ¿qué pasará en cuanto AMLO se retire del foco público? Reveles Vázquez sostiene que Morena necesitará ser un partido más programático para colocarse “como una organización que pudiera superar y trascender la alternancia en el poder ante la ausencia del presidente López Obrador”.

Para la politóloga Denise Dresser lo que se vive con Morena es una fase evolucionada del priismo que expone lo peor de la política en México.