En tiempos de López Obrador prevalece la impunidad a modo

impunidad debilitamiento institucional

En la 4T, los cercanos al presidente pueden esperar respaldo y perdón, mientras que sus opositores son atacados, aunque actúen conforme a la ley. Ve el análisis de José Ramón Cossío.

Impunidad para los que están cerca

“La impunidad se dará para aquellos que estén cerca; las sanciones, para quienes no lo estén”, advierte el abogado y exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, José Ramón Cossío, en su artículo “La impunidad en López Obrador”, publicado en el diario El País. Cossío señala que el tratamiento que da el presidente a la impunidad es evidente y tiene efectos “lastimosos”, pues es errático y se maneja con inconsistencias de entendimiento: “en su prédica matutina no queda claro quiénes deben ser castigados y por qué. Tampoco, y como contrapartida, quiénes deben ser absueltos y por qué”.

“Quienes suponen que están actuando conforme a las normas jurídicas se ven atacados, y quienes saben que las están violando reciben, si no perdón, sí, al menos respaldo. Para la población en general el asunto es intrascendente. Para quienes comulgan con López Obrador, sus juicios son infalibles. Para los delincuentes, hay esperanza, cuando no respaldo. Para las autoridades, confusiones y, por ellas, parálisis”

Exige justicia a modo

“López Obrador habla de la impunidad en un amplio enfoque que, en un extremo, tiene la más dura aplicación y, en el otro, la más relajada de las implementaciones”, apunta Cossío. En este sentido, destaca que el presidente tiene razón en exigir justicia en casos como la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa o la corrupción de Genaro García Luna. No obstante, cuando se trata de algo que puede afectarle directamente, o implica a alguien cercano, su tratamiento del tema es muy diferente: “en el caso de sus familiares o colaboradores señalados por corrupción, se alude a excluyentes para evitarlas”.

“En algún punto, entre ambos límites de su narrativa está el muy delicado asunto de la delincuencia organizada. El no comprometerse a la imposición de sanciones a quienes considera que actúan para satisfacer necesidades derivadas de una pobreza histórica o, simplemente, son ‘gente buena y trabajadora'”.

Como explica Cossío, aunque bien es cierto que “no todo lo que el Presidente quiere que sea sancionado lo será, ni que todo lo que él perdona tendrá ese efecto”, si algo queda claro es que el mandatario mexicano “intenta establecer los márgenes de la aplicación normativa y sus sanciones. Un intento por sustituirse, así sea mediante la palabra en la institucionalidad del derecho, a fin de constituirse, a su vez, en señor del mismo”.

“El derecho no puede ser tratado con la generalidad con la que López Obrador lo hace ni, mucho menos, desde la función que desempeña”, apunta Cossío.

Con información de El País

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