Isidro Cisneros analiza la importancia de los “moderados”, aquellas personas sin partido que se mantienen en punto intermedio y equilibrado, pero cuya participación resulta clave frente al actual desorden político.
Los moderados son defensores del orden democrático
En su columna “El extremismo de los moderados”, el doctor Isidro Cisneros señala que los “moderados”, es decir, los ciudadanos sin partido “no se quedarán inmóviles frente al actual desorden político”, ya que son defensores del orden democrático, “siempre activos por hacerlo mejor a través de reformas consensuadas”.
Al encontrase en un punto intermedio y equilibrado que los aleja de extremos políticos irreconciliables, Cisneros apunta que los moderados no necesariamente son la representación de una clase social, sino que su relevancia para la democracia en el país radica en su capacidad para expresar la “predisposición ciudadana para el diálogo y la resistencia pacífica”.
“En el contexto de una acentuada polarización política promovida desde el poder, actualmente el término ‘moderado’ tiende a desaparecer. Colocados entre el gobierno y la oposición, los moderados no encuentran su espacio político, rechazando las jerarquías dominantes y sus narraciones ideológicas de apoyo”.
La moderación representa una virtud política
Cisneros enfatiza que la moderación, lejos de la apatía o la indiferencia, conlleva un compromiso con la democracia y con la defensa de valores como la libertad, la justicia y la tolerancia: “es una virtud cívica esencial que permite a las sociedades progresar y mejorar en el tiempo”, e incluso el papel de los moderados ha sido fundamental en la construcción democrática de México, al participar en la transición política que nos llevó de un sistema unipartidario a uno pluripartidista.
Como señala el experto, los moderados no se sienten representados por las alternativas políticas que existen en el país, pues comprenden que la partidocracia no se ha renovado. En este contexto, los moderados han coadyuvado a transformar las relaciones de fuerza existentes para ampliar la representación política, mientras articulan acciones desde la sociedad civil: “permitieron absorber y neutralizar a grandes sectores reaccionarios o subversivos que actuaban en los márgenes del régimen político”.
“La polarización crea enemigos y adversarios reales o imaginarios, y se intensifica cuando los políticos de profesión se aferran a sus privilegios. Esta situación obliga a los moderados a tomar conciencia de su nuevo rol que, contrariamente a aquello que imaginaban ser, es el de convertirse en extremistas democráticos.
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Con información de La Crónica de Hoy
