Entre “rescates”, pérdidas y subsidios, Pemex y CFE acumulan un déficit de 3 billones de pesos

Enfrentan la “peor crisis” de la historia; sus pérdidas representan todo el presupuesto en salud y educación para 2024: Rosanety Barrios

En un escenario económico donde los números rojos se hacen cada vez más evidentes, las declaraciones de Rosanety Barrios, coordinadora de las mesas de Energía del Frente Amplio por México, durante su entrevista para el programa “Voces en Red” de Ciudadanos en Red, resuenan con una gravedad particular. Barrios lanza una advertencia alarmante sobre la situación de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), dos de las instituciones más emblemáticas de México. Según sus palabras, estas entidades no solo enfrentan desafíos sin precedentes sino que también están inmersas en una crisis económica que ha acumulado “rescates”, pérdidas y subsidios cercanos a los 3 billones de pesos.

Esta cifra astronómica, que difícilmente puede ser concebida en su totalidad por la mente humana, es un reflejo del profundo abismo financiero en el que se encuentran Pemex y la CFE. Barrios, con un tono de crítica severa, asegura que las pérdidas acumuladas por ambas empresas representan todo el presupuesto para educación y salud en el 2024 y cuestiona las decisiones gubernamentales recientes que, bajo la bandera de un rescate heroico, han llevado a estas empresas estatales a una posición de vulnerabilidad y riesgo fiscal sin precedentes en la historia mexicana.

La estrategia del gobierno actual, en palabras de Barrios, ha sido una de aislamiento y regresión. Al alejar a Pemex y la CFE del marco constitucional reformado en 2013, se intentó devolverles un estatus de monopolio similar al que ostentaban antes de dichas reformas. Este movimiento, lejos de ser la panacea esperada, parece haber exacerbado los problemas estructurales de ambas empresas. Con una inyección significativa de fondos provenientes de los impuestos de los ciudadanos, lo que se esperaba fuera un salvavidas, ha terminado por convertirse en un lastre financiero de dimensiones colosales.

En el caso particular de Pemex, Barrios destaca la relevancia de su tamaño y su rol crítico en la economía mexicana. Antes de las reformas de 2013, se anticipaba una colaboración con empresas privadas para la extracción de petróleo y gas, un movimiento que hubiera permitido a Pemex aliviar la carga financiera y operativa que enfrenta al ser el único contribuyente a la renta petrolera nacional. Sin embargo, el retorno a políticas anteriores ha obstaculizado esta colaboración potencial, dejando a Pemex con la inmensa responsabilidad de mantener la producción y las finanzas en solitario, una tarea que, según Barrios, ha resultado ser insostenible.

Rosanety Barrios es reconocida por su experiencia y conocimientos en el sector energético de México. Con una carrera enfocada en esta área, ha destacado por su trabajo en diversas capacidades, tanto en el sector público como en el ámbito académico y de consultoría. Su rol como coordinadora de las mesas de Energía del Frente Amplio por México la posiciona como una figura importante en las discusiones y políticas energéticas del país. Barrios es conocida por su enfoque crítico y analítico sobre temas relacionados con Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y su voz es considerada relevante en los debates sobre el futuro energético de México.

Las declaraciones de Barrios no solo evidencian una crisis en dos de las empresas más grandes de México sino que también plantean un dilema nacional. ¿Cómo puede el país enfrentar y superar este desafío económico sin precedentes? La solución parece estar más allá de simples rescates financieros, requiriendo una revisión profunda y quizás una reestructuración radical de cómo México gestiona sus recursos energéticos. En un mundo donde la energía es sinónimo de progreso y bienestar, el destino de Pemex y la CFE no es solo un asunto empresarial, sino uno que toca directamente el futuro y la estabilidad de toda una nación.

Entre la decadencia productiva y el desafío financiero

Las revelaciones de Rosanety Barrios no solo subrayan la crisis financiera de Pemex, sino también arrojan luz sobre la caída en la producción de petróleo, un factor clave en la actual debacle de la empresa. Profundiza en la situación, destacando que la producción de crudo ha disminuido significativamente desde 2010, pasando de aproximadamente 1.8 millones de barriles al día a apenas 1.5 millones, una cifra que se ve aún más comprometida si se excluyen los elementos que no son crudo pero que se han incluido en los números oficiales.

Este descenso en la producción, según Barrios, se ha visto agravado por un aumento en el costo de extracción de cada barril. Este incremento se atribuye a una gestión precipitada y a la asignación de contratos sin un proceso de licitación adecuado, así como al incumplimiento de las normas internacionales. El panorama se oscurece aún más cuando se considera la estrategia del gobierno actual de empujar a Pemex hacia la refinación de petróleo. Las seis refinerías operativas en México, incluyendo la de Cadereyta, enfrentan el desafío de procesar un crudo pesado que no es compatible con sus capacidades actuales, lo que resulta en una producción ineficiente y envenenamiento ambiental, especialmente en áreas como Monterrey.

Barrios pone especial énfasis en las pérdidas financieras acumuladas de Pemex, que desde enero de 2019 hasta septiembre de 2023 ascienden a 1.1 billones de pesos. A esto se suman transferencias de 865 mil millones de pesos provenientes de impuestos, llevando la cifra total a cerca de 2 billones de pesos, un monto que representa la totalidad del presupuesto nacional para salud y educación en 2024. Esta situación plantea un dilema moral y económico: la inversión en una empresa deficitaria en detrimento de sectores críticos como la salud y la educación.

Pemex, que hasta diciembre de 2018 tenía la posibilidad de ser rentable y cumplía con sus obligaciones financieras, se encuentra ahora en una posición precaria. Con acceso limitado a los mercados de deuda y una enorme carga de vencimientos a corto plazo, la empresa ha perdido su capacidad de pago tanto a proveedores como a acreedores. Este escenario es el resultado de una serie de decisiones gubernamentales que, en lugar de salvar a la empresa, la han sumergido en una crisis profunda y compleja.

El caso de Pemex no es solo una historia de crisis financiera; es también una narrativa sobre decisiones políticas y sus consecuencias a largo plazo. La empresa, que alguna vez fue un símbolo de orgullo nacional y un pilar de la economía mexicana, se encuentra ahora en una encrucijada, enfrentando desafíos que van más allá de la mera gestión empresarial y que plantean preguntas fundamentales sobre la dirección futura de México en términos de energía, medio ambiente y responsabilidad fiscal.

Pemex y CFE: enfrentando desafíos y buscando soluciones

En una exploración más profunda de la crisis energética de México, Rosanety Barrios continuó su análisis en la entrevista para “Voces en Red” de Ciudadanos en Red, poniendo especial atención en los proyectos actuales y los desafíos inmediatos que enfrenta el sector. Un tema clave fue la nueva refinería de Dos Bocas, un proyecto que ha generado grandes expectativas pero cuya viabilidad está en duda. Según Barrios, la posibilidad de ver un barril refinado en Dos Bocas en 2024 es “imposible”, debido a la falta de información precisa sobre el avance de la obra y la inversión adicional necesaria. Además, resalta un problema fundamental: la refinería no está interconectada al sistema de refinación nacional, lo que implica que la única forma de transportar la gasolina sería a través de pipas, una logística que califica como “una locura”.

Barrios también señaló la falta de infraestructura esencial para la operación de la refinería, como la ausencia de conexión de gas natural, vital para el funcionamiento de los equipos. Este déficit de infraestructura básica pone en duda la operatividad de la refinería en el futuro cercano.

La situación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) también fue examinada. Barrios mencionó la agotada reserva eléctrica del verano pasado, un indicador preocupante ante las crecientes demandas de energía y las temperaturas más altas esperadas para el próximo verano. La falta de nuevas plantas de generación eléctrica operativas y la dependencia de plantas obsoletas que utilizan combustóleo, una fuente de energía contaminante y costosa, agrava el panorama.

La CFE, desde enero de 2019 hasta septiembre de 2023, ha consumido cerca de 400 mil millones de pesos en subsidios y ha perdido casi 100 mil millones, lo que pinta un cuadro sombrío para la empresa estatal. Además, Barrios destaca la necesidad urgente de modernizar la infraestructura de transmisión y distribución eléctrica en el país.

En cuanto a las soluciones, Barrios sugiere que el primer paso es reconocer la realidad y hablar con la verdad. Subraya la necesidad de aceptar que las empresas estatales no pueden hacerlo todo solas y que, aunque hay áreas en las que se desempeñan excepcionalmente bien, como en la transmisión y distribución en el caso de la CFE, también hay áreas donde su rendimiento es deficiente y costoso. La solución, según ella, radica en una política energética que priorice a los ciudadanos y su derecho a una energía limpia, asequible y suficiente. Esta política debería guiar a las empresas estatales hacia un futuro más sostenible y eficiente, aprendiendo y adoptando nuevas tecnologías que les permitan superar sus actuales desafíos operativos y financieros.

Las palabras de Barrios no solo iluminan los problemas actuales de Pemex y la CFE, sino que también ofrecen un marco para pensar en posibles soluciones. El camino a seguir, como sugiere, es complejo y requiere un cambio significativo en la forma en que México aborda sus recursos energéticos y su infraestructura.

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