De junio de 2019 a junio de este año, el PRI pasó de tener 6.76 millones de personas afiliadas a 1.39 millones militantes. Además, perdió el poder en seis estados y ahora gobierna a solo el 21.7% de la población del país.
Cuesta abajo
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), que durante 70 años fuera el más poderoso del país, ha ido en declive desde que perdió la presidencia en el año 2000. En ese momento, cuando llegaron Vicente Fox y el PAN al gobierno el PRI tenía 10 millones de militantes, cifra que bajó a 6.76 millones para el año 2019 y que para este año alcanza apenas una cifra de 1.39 millones de personas: solo el 13.9% de los que tenía hace 21 años.
Asimismo, entre 2016 y 2021, el PRI pasó de gobernar al 54% del país a menos de la mitad, pues actualmente gobierna solo al 21.7%. “Enfrascado en cinco años de pugnas internas que lo han llevado a la menor expresión política de su historia de 92 años (…) el PRI está desfondado, pues en 24 meses perdió al 79% de sus militantes”, señala un reporte del periódico Excélsior.
La mayor derrota del partido llegó el pasado 6 de junio. La lista parece interminable: perdió ocho gubernaturas, entre ellas, las de Campeche y Colima, estados donde siempre gobernó, a las que se suman las de Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas; en solitario, solamente ganó cinco diputaciones federales y tuvo mayoría únicamente en 11 distritos, mientras que en alianza con PAN y PRD obtuvieron 146 diputaciones y 65 distritos; finalmente, y obtuvo nada más seis victorias en solitario en 62 municipios en los que siempre había ganado.
Pugnas internas beneficiaron a Morena
La crisis en el partido es evidente. Una muestra es que en apenas 10 años han tenido nueve dirigentes; de ellos, tres cubrieron a Humberto Moreira cuando renunció por las acusaciones en su contra (Cristina Díaz, Pedro Joaquín Coldwell, César Camacho) y cuatro cubrieron el de Manlio Fabio Beltrones, cuando renunció en 2016 tras la derrota del partido en siete estados (Carolina Monroy, Enrique Ochoa Reza, René Juárez y Claudia Ruiz Massieu). En 2019, Alejandro Moreno asumió la presidencia del partido.
La mayor inestabilidad se vivió cuando estuvo Enrique Ochoa, pues su cercanía con el exsecretario Luis Videgaray, provocó un distanciamiento con las bases priistas en 2017, lo que devino en una división entre “tolucos” y “priistas”, y tuvo errores de estrategia que provocaron fracturas graves en el partido, las cuales persistieron durante el mandato de Ruiz Massieu. ¿Quién fue el más beneficiado con esto? El entonces aspirante a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena, pues muchos militantes que abandonaron al PRI se unieron a las filas del partido que ahora está en el poder.
Su estilo fue el de actuar sin dialogar o golpear sin ton ni son para descalificar a quien no actuara en su dinámica. Fue durante su dirigencia que se vivió el mayor éxodo de priistas hacia Morena, lo que contribuyó a que ese partido a ganara la Presidencia de la República, la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y la primera minoría en el Senado”.
Con información de Excélsior