La reforma electoral propuesta por el presidente significa un claro retroceso en los avances democráticos de los últimos treinta años, ya que debilitaría la pluralidad y convertiría a las autoridades electorales en representantes del partido mayoritario. Ve la opinión y análisis de Demetrio Sodi.
El nuevo partido-gobierno de AMLO
En su columna “Regreso al partido de Estado”, publicada en el diario El Economista, Demetrio Sodi apunta que, con Morena en el poder, México está regresando a un régimen como fue el del PRI hace muchos años: un partido de Estado que aspira a mantener el control de absolutamente todo durante varios sexenios.
En este contexto, el presidente ha promovido una reforma electoral que se contrapone a todos los avances democráticos que surgieron en el país tras las elecciones de 1988, cuando “partido y gobierno eran una sola pieza y derrotarlos era prácticamente imposible, ya que en caso necesario se recurría al fraude, como sucedió en la elección presidencial de 1988”, como señala Demetrio Sodi. Sin embargo, en aquel momento, la presión de los ciudadanos y los partidos de oposición se convirtió en un contrapeso que poco a poco logró terminar con los más 70 años de dominación de un solo partido.
“”Al partido-gobierno se le pudo derrotar porque la presión política y ciudadana obligó, después de 1988, a una reforma electoral que dio autonomía a los órganos electorales y a los partidos la posibilidad de competir. A veces se olvida que gracias a los cambios electorales los partidos de oposición contaron con recursos y espacios en los medios de comunicación para poder competir con el partido-gobierno y se quito a éste el control de las elecciones”.
Demetrio Sodi
La reforma no va a pasar
“Es sin duda muy atractiva, en un análisis superficial, la reforma electoral propuesta por López Obrador, pero de ser aprobada consolidaría a Morena como un nuevo partido de Estado”, escribe Sodi. En este sentido, destaca que la población apoya la iniciativa del presidente, pues, según los resultados de una encuesta reciente publicada por El Financiero, más del 80% estaban a favor de la reducción del número de senadores y diputados, y 7 de cada 10 señalaron estar de acuerdo con: eliminar el financiamiento público a los partidos, eliminar a los diputados federales de mayoría relativa y que sea la ciudadanía la que elija a las autoridades electorales.
Sin embargo, como señala Demetrio Sodi en su columna, el trasfondo de la propuesta del presidente tendría como principal resultado el debilitamiento de la “pluralidad que ha evitado la violencia política, convertir a las autoridades electorales en representantes del partido mayoritario y debilitar a los partidos de oposición y la competencia política, ya que Morena, como partido-gobierno tendría el apoyo de este para financiarse y ser el único interlocutor y gestor ante la ciudadanía”. Con la propuesta de reforma del presidente, el país enfrentaría un retroceso democrático y un regreso a vivir gobernado por un partido de Estado, como lo fue el régimen priista por más de siete décadas.
“La reforma no va a pasar porque el gobierno y Morena no tienen la mayoría calificada, pero es urgente hacer una campaña para explicar las verdaderas intenciones de López Obrador y no sólo ganar la votación en el Congreso, sino revertir la opinión que tiene la ciudadanía”, finaliza Sodi.
Con información de El Economista