En el contexto de las elecciones presidenciales en México, la disparidad en las encuestas es evidente. Mientras algunas encuestas le otorgan a Claudia Sheinbaum una ventaja de hasta 40 puntos sobre Xóchitl Gálvez, otras indican un empate total entre ambas candidatas. Esta enorme diferencia refleja una gama que va de una paliza inconmensurable a un final de fotografía.
En medio de este rango, hay encuestas con todo tipo de resultados: de un dígito, de dos, de dos decenas, e incluso en los 30s. La diversidad de encuestas también proviene de la proliferación de empresas encuestadoras, algunas desconocidas y otras de reciente creación. En este contexto, es relevante mirar a “los clásicos” de la encuestología, aquellos que han estado publicando estudios desde hace más de veinte años.
Según la columna “Historias de Reportero” escrita por Carlos Loret de Mola y publicada en El Universal, los “clásicos” muestran una tendencia más consistente. La mayoría de estas casas encuestadoras sitúan la ventaja de Sheinbaum sobre Gálvez en aproximadamente 23 puntos. Mitofsky y Covarrubias indican una ventaja de 29 puntos, Berumen e Indemerc 25, Reforma y Parametría 24, Buendía & Márquez 23, Alejandro Moreno en El Financiero 18, y GEA-ISA 17 en sus preferencias efectivas.
Solo dos “clásicos” se desvían significativamente de este margen: Mendoza con 31 puntos y Demotecnia (De las Heras) con 37. La diferencia entre la más alta y la más baja de las clásicas es de solo doce puntos, mostrando una relativa coherencia entre estas casas encuestadoras veteranas.
La polarización del proceso electoral ha influido significativamente en la percepción de las encuestas. Los morenistas, que antes descalificaban las encuestas, ahora confían ciegamente en ellas. Tanto el presidente, la candidata, el dirigente del partido, como los demás aspirantes y propagandistas del oficialismo presumen que van tan arriba en las encuestas que la elección del 2 de junio es un mero trámite.
Por otro lado, los opositores descalifican vehementemente las encuestas y se aferran a las pocas que indican una contienda cerrada. Esta polarización en la interpretación de las encuestas ha llevado a que el gremio de los encuestadores se juegue mucho en esta elección. Como menciona Carlos Loret de Mola en su columna, “estarán tomando su última fotografía” dentro de un par de semanas, y estas servirán para evaluar su desempeño y el papel político que han jugado en las campañas.
La noche del 2 de junio será crucial no solo para los candidatos, sino también para la credibilidad y reputación de las casas encuestadoras. Esta será una de las muchas aristas a atender mientras México se prepara para una de las elecciones más polarizadas de su historia.
Con información de la columna “Historias de Reportero” de Carlos Loret de Mola, en el Universal.
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