Votar o perpetuar el fanatismo: el dilema de México

Este domingo, los mexicanos enfrentamos una decisión crucial que podría determinar el futuro político y social del país. Según la columna “Uso de Razón” de Pablo Hiriart en El Financiero, la sociedad mexicana debe erradicar el “virus del fanatismo” inculcado por López Obrador y su administración, utilizando el poder del voto para evitar una espiral de odio y polarización.

El legado del fanatismo

El fanatismo introducido por López Obrador, según Hiriart, amenaza con dividir irreparablemente a la sociedad mexicana. Durante 24 años, este fenómeno ha sido cultivado, creando una brecha profunda entre los seguidores del actual gobierno y sus detractores. La continuidad de esta dinámica, representada por la candidata Claudia Sheinbaum, podría solidificar un estado de confrontación permanente.

La polarización no es un fenómeno nuevo, pero su intensificación podría llevarnos a un punto sin retorno. La elección de este domingo no es solo una elección entre diferentes políticos, sino entre la continuidad de la división y la posibilidad de una convivencia más armónica. El voto, según Hiriart, es nuestra herramienta más poderosa para evitar la consolidación del fanatismo.

Consecuencias del fanatismo en la política

La realidad política de México, teñida por el fanatismo, ha negado la posibilidad de diálogo y acuerdo. Hiriart argumenta que la visión de ‘ellos contra nosotros’ adoptada por Sheinbaum es un reflejo de una falta de voluntad para buscar consensos, lo que ha sido una característica definitoria del gobierno actual.

Las afirmaciones de Sheinbaum y López Obrador sobre la situación del país contradicen las estadísticas y hechos observables. Desde el desempeño económico hasta la seguridad pública y la gestión de la salud, las proclamas del gobierno en funciones han mostrado una desconexión con la realidad vivida por muchos mexicanos. Aceptar estas visiones distorsionadas, según Hiriart, es una muestra de fanatismo.

La urgencia de votar informadamente

Este domingo, los mexicanos no solo están eligiendo a sus próximos gobernantes; están votando por el futuro de su convivencia nacional. La decisión de votar informadamente y en contra del fanatismo puede ser determinante para recuperar una política de acuerdos y diálogo.

El fanatismo, como menciona Hiriart citando a Amos Oz, es contrario a la vida y la convivencia. La alternativa al acuerdo no es el idealismo ni la devoción, sino la muerte y la desintegración social. Por lo tanto, el voto consciente y reflexivo es esencial para mover a México hacia un futuro donde prevalezca la pluralidad y el entendimiento mutuo.

La importancia de este acto electoral no puede ser subestimada. Estamos ante una encrucijada histórica que determinará si el país continúa por un camino de división y confrontación o si opta por abrirse a la posibilidad de una sociedad más equilibrada y pacífica. Votar es, más que nunca, un acto de responsabilidad ciudadana crucial para el destino de México.

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