Salud Digna y el problema del acceso a servicios de salud en México

La salud forma parte de la agenda de la 4T, sin embargo, poco ha sido el avance que el gobierno ha logrado en la materia. Hay ciudadanos que plantean que iniciativas privadas como Salud Digna han mostrado mejores resultados. ¿Ustedes qué piensan?

Una alternativa económica

La publicación de la usuaria de Twitter @DenisseQ00 sobre los costos de estudios médicos en la asociación civil Salud Digna en comparación a otros laboratorios privados desató un debate con posturas encontradas, pero cuyo eje principal es el estado del sistema de salud en México.

Muchos coincidieron en que los costos de exámenes de laboratorio en Salud Digna son accesibles y seguros, de hecho, no solo son referencia de amigos o familiares, comentaron que personal médico del sector privado o público recomiendan acudir para obtener sus resultados y continuar con su diagnóstico.

Para poner un ejemplo, los estudios de Rayos X en SD tienen un costo de $165 pesos, mientras que en Laboratorios Chopo están en $516. El de tomografía computarizada cuesta $1,200 en SD y en Chopo $4,120. Una mastografía en SD sale en $245 y en Chopo $445.

¿Salud para todos y todas?

¿Qué significa este tipo de servicio en contexto en el que la atención médica privada se encarece constantemente, mientras que el sistema de salud pública atraviesa una crisis por falta de personal, infraestructura y medicamentos?

Ciertamente no se trata de una opción, sino de la única alternativa para millones de personas al no poder costearse consultas ni tratamientos en hospitales privados, pero que tampoco son beneficiarios de los servicios que presta del IMSS o ISSSTE.

Incluso, derechohabientes prefieren buscar otras opciones como Salud Digna, Farmacias Similares, Cruz Roja Mexicana, y otras instituciones de asistencia privada ante la atención precaria, falta de medicamentos, infraestructura obsoleta o faltante de la salud pública; o bien no tener que esperar grandes periodos entre citas, tardar meses para realizarse un estudio u operación a causa de la grave saturación que enfrenta el sistema.

De acuerdo con datos del centro de análisis Polithink, de los 102 millones de mexicanos que están afiliados a servicios de salud pública sólo el 20 % los utiliza debido a los factores mencionados.

A pesar de la creación del IMSS Bienestar (luego del fracaso del Instituto de Salud para el Bienestar) siguen pendientes de resolver problemas estructurales como eficiencia, equidad y recursos. Además de los retos en materia de sostenibilidad y financiamiento para la atención, infraestructura y personal.

La recomendación internacional, señala la consultora, es que el gasto total de cobertura en salud sea 80 % gasto público y 20 % gasto privado; sin embargo, en México la proporción está desequilibrada, 50.8 % del gasto es público y 49.2 % privado. Por si fuera poco, del gasto privado, el 84 % lo absorben las familias con recursos propios.

Lucrativo o no lucrativo

Salud Digna surgió en 2003 y su dueño es Jesús Vizcarra, expolítico y empresario sinaloense propietario también de Su Carne. Al constituirse como asociación civil e institución de asistencia privada (IAP), goza de ventajas fiscales que, según sus críticos, afecta la competitividad con otros laboratorios.

El Consejo Mexicano de Empresas de Diagnóstico acudió ante la Cofepris para regular su operatividad, pues a la fecha Salud Digna cuenta con 60 sucursales en 19 estados del país. El objetivo, argumentó, no es desaparecer a la IAP sino despojarla de los privilegios que dañan la competitividad.

De la misma manera ha sido criticado Farmacias Similares, al representar un negocio que se beneficia la inequidad social estructural. No obstante, también está el otro lado de la moneda en el que existe la necesidad o urgencia de atender una enfermedad a precios accesibles con un trato humano y de calidad. Cosa que difícilmente se obtiene en el servicio público y que en el privado cuesta más de lo que el ingreso promedio de la población permite.

Es un asunto estrictamente de vida o muerte y, por supuesto, ninguna opción es infalible.

Por un lado, se debe continuar exigiendo al gobierno un mejor sistema de salud, pero por otro, la salud no espera.

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Con información de Mural, El Economista, Expok.